“Hay una suerte de gran conformismo con el mundo en que se vive” (Entrevista a Andres Rivera)


Historia y literatura han estado siempre entrelazadas en las novelas y relatos de Andrés Rivera (1928). “La historia la escriben los vencedores, es la literatura la que cuenta la verdad”, dijo Rivera en una entrevista, hace más de quince años.

Una lectura de la historia (1982), Nada que perder (1982), La revolución es un sueño eterno (1987) y El amigo de Baudelaire (1991) son algunos de las más destacados entre sus casi treinta libros.

Porteño de Villa Crespo, Rivera (su verdadero nombre es Marcos Ribak) fue obrero textil, militante comunista, periodista. En 1992 recibió el Premio Nacional de Literatura. Acaba de publicar Kadish (oración fúnebre que pronuncian los judíos) una nouvelle que hilvana momentos de la vida de su protagonista, Arturo Reedson, que son también momentos de una generación y de buena parte de la historia argentina del siglo XX: las luchas sindicales, el ascenso de Perón, el Cordobazo, la dictadura militar y el presente. Escenas personales se mezclan con citas diversas extraídas de diarios y de libros, con reflexiones sobre el sentido de la historia y la literatura. El relato se arma como un caleidoscopio.

La confluencia de la oración fúnebre con esa suerte de resumen de vida que es el libro hace pensar que “Kadish” es como una despedida suya de la literatura….

Contesto con Borges: “yo ya no leo, releo”. Y finalmente, lo que uno hace es reescribir. Son muchos años de oficio, los míos; ahora escribo solamente aquello que considero esencial.

¿Cuáles fueron sus compañeros de ruta en la actividad literaria? ¿Qué entiende usted por compañeros de ruta? Escritores que han tenido una idea similar de lo que es la literatura.

Sobre mí hubo solo dos influencias que no se han borrado: William Faulkner y Ernest Hemingway.

La preguntaba apuntaba más a los argentinos.

Los escritores argentinos padecemos el olvido. Acá hubo un escritor notable que se llamó Enrique Wernicke, y hoy es un desconocido para las nuevas generaciones de escritores. O Bernardo Verbitsky, padre del conocido periodista. A él le llegó mi primer libro, El Precio . Me repitió, como si lo escuchara a Wernicke: “este libro está muy mal escrito, pero siga”. Una enseñanza.

¿Por qué estaba mal escrito? Mucha hojarasca.

Kadish es la ausencia del exceso.

¿A qué atribuye el olvido de Wernicke, de Verbitsky? En América latina hay una tendencia a olvidar, más allá de la política de cada gobierno. ¿Por qué no leo alguna mención a Pablo Neruda en Chile? ¿Por qué solo ocasionalmente se menciona a Juan Rulfo en México? O más lejos: ¿qué pasa con un escritor como Tolstoi, no solo en Rusia, sino en Europa? ¿Quiénes son sus herederos? ¿Quiénes prolongan su escritura? ¿No pueden las generaciones siguientes haber roto con ellos? Es difícil romper con Tolstoi.

Y los cambios políticos, ¿modificaron su escritura? Con mucha intensidad, pero no puedo decir hasta qué punto.

¿”Kadish” no es también una oración fúnebre por la literatura comprometida? Yo creo que no…

¿Dónde está hoy la literatura comprometida? Vuelvo a decirle: yo ya no leo.

¿En qué piensa cuando no está ocupado en tareas cotidianas? Tengo años suficientes como para tratar de revisar mi pasado y mi presente, y no me siento satisfecho.

¿Por qué? Estoy acá, tengo este departamento y un buen pasar, por el Premio Nacional. Y eso es todo. Después, leo los diarios, que me proporcionan una visión del mundo que me rodea, y elementos para mis divagaciones acerca de este mundo. Salgo a la calle, hago las compras para mi mantenimiento y vuelvo acá. Y lo único que escucho en la calle son menciones que rozan permanentemente la cuestión del dinero. Desde “qué lindo auto, ¿hace mucho que lo compraste?”, a los carteles de la carnicería con sus grandes ofertas: “¡tenemos lomo!” ¿Y de qué debería estar hablando la gente? Lo que quiero decir que hay una suerte de gran conformismo con el mundo en que se vive. No soy yo el que puede imponer algo. No tengo poder alguno. Hay pocos nombres que pueden imponer algo. Cervantes, por ejemplo: la expresión “¡esa quijotada!”. Es suficiente. Ya está en la tradición oral de generaciones de seres humanos.

¿Usted aspira a escribir una literatura que se imponga? Por supuesto.

¿Y qué querría imponer? Que hoy tuviéramos hombres y mujeres que fueran como Castelli, el orador de la revolución. Difícil, en un país que tiene en los billetes de $20 la figura de Rosas, el creador del primer grupo de tareas de nuestra historia, la mazorca.

¿Por qué dice que no lee nada de lo que se escribe hoy? Porque las reseñas que se publican en los diarios, a alguien que tiene los años de lecturas y relecturas que tengo yo, no lo tientan. Estoy a la espera de una buena novela policial.

La crisis de las variantes patronales y la fuerza del Frente de Izquierda (Ruth Werner y Facundo Aguirre. LVO 431)


Por primera vez en la historia de Neuquén, un diputado trabajador y clasista ocupará una banca en la legislatura provincial. En la provincia de Teresa Rodríguez, del maestro Carlos Fuentealba, en la tierra de Zanon bajo gestión de los trabajadores, una voz obrera se hará sentir en el parlamento. El Frente de Izquierda tiene su primera banca, una banca de lucha, independiente del gobierno nacional y provincial y de todas las variantes patronales y de centroizquierda. En las elecciones del 12 de junio pasado, el Frente presentó a los históricos dirigentes obreros ceramistas de Zanon, Alejandro López (de la Agrupación Marrón, independiente) y Raúl Godoy (de la Agrupación Marrón y dirigente del PTS) como primero y segundo candidatos en la lista de diputados provinciales, y a las luchadoras docentes Patricia Jure (PO) y Graciela Frañol (PTS) como candidatas a gobernadora y vice. Alejandro López, diputado electo, rotará en el cargo con Raúl Godoy, Angélica Lagunas (IS) y Gabriela Suppicich (PO). Los dirigentes ceramistas se comprometieron a seguir cobrando lo mismo que en su puesto de trabajo cuando asuman la banca y destinarán el resto de la dieta a un fondo para apoyar las luchas de los trabajadores. Esta medida remite a las tradiciones revolucionarias del movimiento obrero internacional. Fue la Comuna de París de 1871, el primer gobierno obrero de la historia, la que decretó que los funcionarios públicos debían ganar lo mismo que los obreros. Esta resolución muestra que los trabajadores son las únicas manos honestas dispuestas a llevar adelante una práctica política opuesta por el vértice a la de la casta de políticos privilegiados que gobiernan para los explotadores y la entrega del país. El Sindicato Ceramista de Neuquén se mantuvo en el campo de la lucha de clases y de la organización independiente de la vanguardia obrera y popular. Un camino opuesto al que siguieron los movimientos sociales y de derechos humanos que sucumbieron a los mecanismos de cooptación y corrupción del gobierno nacional. Como muestra en estos días el escándalo Schoklender, la práctica de los movimientos que se sumaron al proyecto K está profundamente condicionada por el financiamiento estatal. Crisis política La acusación de “lavado de dinero” y “malversación de fondos” contra los Schoklender ha desatado una crisis política en el gobierno nacional. Está aún por verse su alcance, pero por más que el inefable juez Oyarbide “haga maravillas” para evitar poner en evidencia a los funcionarios K y a las mismas Madres, ya está quedando al desnudo la putrefacción de un régimen capaz de ganar voluntades políticas a cambio de millones de pesos del dinero público. Con el kirchnerismo, la Asociación Madres de Plaza de Mayo pasó de ser una de las organizaciones de derechos humanos más intransigentes contra la impunidad a sembrar dudas frente a la desaparición de Julio López en 2006, y callarse la boca ante la del joven Luciano Arruga a manos de la Bonaerense (ver nota en página 7). Para agravar el cuadro, en el INADI estalló otro escándalo de denuncia de corrupción, aquí entre su ex presidente Claudio Morgado y su ex vicepresidenta María Rachid (ver nota en página 6). La crisis política desatada en el kirchnerismo es grave por varias razones. En primer lugar porque en el centro del escándalo se halla la Asociación Madres de Plaza de Mayo, la principal organización utilizada por Néstor Kirchner para legitimarse como el “gobierno de los derechos humanos” y captar simpatías “por izquierda”. En segundo lugar, porque la crisis golpea en el riñón del partido “estrictamente K”, lo que se agrega a la lucha de camarillas que expresan las tensiones entre Scioli y Cristina por el armado de las listas del PJ bonaerense, y el enfrentamiento persistente con Hugo Moyano de la CGT, cada uno con juego propio dentro del Frente para la Victoria. Ante este escenario el empresariado se divide entre el apoyo al gobierno (De Mendiguren de la UIA), y el juego a dos puntas de los sectores patronales opositores liderados por el Grupo Clarín y la AEA, que apoyan alternativamente a la alianza Alfonsín-De Narváez sin dejar de fogonear en el oficialismo a sectores más conservadores como el de Scioli. Alianzas conservadoras El progresismo -en la versión “nacional y popular K” de Sabbatella, o en la variante “sojera” de Proyecto Sur- ha entrado en una debacle. Los primeros tuvieron que limitar su colectora a la fórmula de gobernador y debieron integrarse a las listas de diputados del Frente para la Victoria de la provincia de Buenos Aires para recibir la bendición oficial. Por su parte, Proyecto Sur acaba de anotar una alianza propia sin cerrar un acuerdo con el Frente Amplio Progresista. La crisis se desató porque el espacio de Solanas fue ninguneado por Binner, el GEN y el juecismo en la conformación de las listas. La nota la dio Víctor De Gennaro, un viejo aliado de Proyecto Sur, que quedó del lado del gobernador santafesino y es candidateado por Margarita Stolbizer para ser diputado por la provincia de Buenos Aires. El Frente Amplio Progresista consagra el fracaso de Proyecto Sur y la izquierda sojera del MST y el PCR, que impulsaron una alianza conservadora que terminó dándoles la espalda. La fórmula del Frente Amplio está integrada por Hermes Binner y Norma Morandini del Partido Nuevo de Luis Juez. Claramente representa a quienes durante el lockout agrario se ubicaron en la tribuna de los ruralistas. Binner es un ferviente partidario de reducir las retenciones a las exportaciones agrarias, como pide la Mesa de Enlace. Su vice es una periodista afín a Clarín, que aboga porque se le restituya al Nunca Más su antiguo prólogo escrito por Ernesto Sábato, que sostiene como doctrina de Estado la teoría de los dos demonios. Allí se iguala la violencia popular de los ‘70 con el terrorismo de Estado (ver proyecto en normamorandini.com.ar). Por su parte, Luis Juez acaba de declarar que piensa hacer un gobierno de recorte del gasto público y dejar el manejo del Banco de Córdoba en manos de Jorge Valinotto, presidente de la Asociación de Empresarios de la Región del Centro de Argentina y ex funcionario, en la misma entidad, del radical neoliberal y represor de trabajadores Ramón Mestre. Frente de Izquierda contra el gobierno y las patronales La conquista de una banca para los trabajadores en Neuquén es una inspiración para los luchadores y para la campaña del Frente de Izquierda. Los maestros y petroleros de Santa Cruz protagonizan una encarnizada pelea contra el gobernador kirchnerista. Los jóvenes de la Cámpora, impulsados por el empresario K Rudy Ulloa, tomaron, al mejor estilo Pedraza, la sede de ADOSAC para quebrar la huelga docente, mientras la Gendarmería se mantiene en reserva para proteger a las petroleras de los piquetes. Los luchadores de Santa Cruz tienen en el Frente de Izquierda una herramienta política a su disposición para denunciar los atropellos del gobierno kirchnerista, de las patronales, para impulsar la solidaridad y extender la lucha. La gran elección del Frente en Neuquén muestra que su fuerza radica en la unidad entre la vanguardia obrera y popular y la pelea por la independencia política de los trabajadores. Llamamos a seguir impulsando la campaña militante para extender el Frente en todo el país.

Pensando en Neuquen y el Frente de Izquierda


La gran elección del Frente de Izquierda y de los Trabajadores en Neuquen ha sido más que venturosa y alentadora. La conquista de una banca por Alejandro Lopez, que va a ser rotativa entre todos los integrantes del Frente, es una conquista del conjunto de la vanguardia obrera y popular neuquina. No voy a ahondar en el detalle y recomiendo leer el post de los camaradas de El Diablo se llama Trotsky (http://eldiablosellama.wordpress.com/2011/06/13/cosecharas-tu-siembra-un-diputado-ceramista-del-frente-de-izquierda-en-neuquen/) y el comunicado del camarada Christian Castillo (http://www.pts.org.ar/spip.php?article17920) candidato a vicepresidente del FIT por el PTS. Un abrazo y felicitaciones a los compañeros que militaron y colaboraron en la gran campaña del FIT, a los compañeros ceramistas, a mis camaradas del PTS y a todas las organizaciones y activistas que hicieron posible esta conquista.

La elección frentista neuquina confirma que allí donde el programa del Frente de Izquierda se fusiona con un sector de la vanguardia obrera y popular logra transformarse en una fuerza movilizadora como alternativa de independencia política de la clase trabajadora.

 

Sindicalismo revolucionario

 

Cierto es que el Frente de Izquierda neuquino tiene un componente particular, además de PTS, PO e IS, que es la participación del clasismo independiente que milita en Zanon y el Sindicato Ceramista. Alejandro Lopez es expresión de esta sensibilidad dentro del movimiento ceramista. Desde el PTS impulsamos con el compañero el periódico obrero Nuestra Lucha y sostuvimos en común la política de los candidatos ceramistas en el Frente de Izquierda.

En la historia del movimiento obrero mundial, el clasismo ha sido una característica común del marxismo, del anarco-sindicalismo, del sindicalismo revolucionario y de todas aquellas tendencias militantes que declaraban una oposición intransigente a la burguesía y su estado. El clasismo es un escalón en el sentido de construir una política revolucionaria de los trabajadores. León Trotsky calificaba al sindicalismo revolucionario y el anarco-sindicalismo como formas embrionarias de un partido revolucionario. Sin embargo, el sindicalismo revolucionario consideraba que la caída del capitalismo iba a ser un producto automático de la huelga general revolucionaria y rechazaba de plano la lucha política y la organización de la vanguardia obrera en partido comunista, concentrándose en las reivindicaciones económicas de los obreros y la organización sindical. La debilidad de esta concepción llevo al quiebre del sindicalismo revolucionario y el anarco-sindicalismo, a la integración al estado burgués del sindicalismo revolucionario y a la colaboración con el Frente Popular en 1936 del revolucionario anarco-sindicalismo español. En nuestro país la corriente que se reconoció en el sindicalismo revolucionario termino siendo uno de los componentes de la integración sindical al primer peronismo (sobre el tema recomiendo Historia critica del sindicalismo. Hernan Aragon).

En la década del ’70 el clasismo irrumpe en Argentina luego del Cordobazo dando origen a esa extraordinaria experiencia de autodeterminación obrera que fue el STITRAC-SITRAM con dirigentes de la talla del Petiso Paez, Massera o Gregorio Flores. Esta experiencia reivindicaba la lucha de clases intransigente y hasta el socialismo como finalidad de la lucha de clases de los trabajadores. Sin embargo, al igual que sus antecesores del sindicalismo revolucionario nunca se plantearon la construcción de un partido y ese fue uno de los grandes limites de esa gran dirección obrera del SITRAC-SITRAM que termino siendo derrotada violentamente por el estado burgués.

 

Frente único obrero

 

El Frente común entre la izquierda y los clasistas independientes del sindicato ceramista es expresión de una política de autodeterminación de los trabajadores, organización independiente de la vanguardia y de la lucha permanente del sindicato ceramista y los camaradas del PTS Neuquen en pos del del frente único obrero. Los ceramistas neuquinos supieron desde un principio que sin la unidad de la clase obrera era imposible la defensa de Zanon y las posiciones conquistadas. Para tomar dos ejemplos en el transcurso del 2002 los ceramistas impulsaron la formación de la coordinadora del Alto Valle, donde concretaron un frente único al nivel de la vanguardia con los docentes y el MTD provincial. En Zanon representantes de todos los movimientos de desocupados y de las organizaciones de izquierda fueron contratados por la gestión obrera para permitir la libertad de tendencias dentro de la fabrica. Los ceramistas han sido y son parte de las fuerzas que empujan por el reagrupamiento independiente de la vanguardia impulsando en su momento los encuentros nacionales de fabricas ocupadas y actualmente los plenarios de trabajadores junto a Kraft, Pepsico, Donelley y otras comisiones internas clasistas y activistas con las que trabajan el periódico obrero Nuestra Lucha. Cuando la fabrica estuvo amenazada con ser desalojada, la dirección ceramista supo concretar junto a la CTA un paro general que expreso la unidad de una gran parte de la clase obrera neuquina. Los ceramistas han practicado también permanentemente la alianza con todos los explotados de la provincia tomando como propias las demandas del pueblo oprimido.

En gran medida esta orientación que busca impulsar la autoorganización de los trabajadores, su organización independiente, la recuperación de las organizaciones obreras y el frente único tienen que ver con la política del PTS. La lucha por las masas no es una abstracción ni puede dejarse librada solamente a la agitación de las consignas y el programa, cuestiones escenciales para la lucha política sin duda, sino que tiene que estar ligada prácticamente a la lucha de clases y la organización independiente de la vanguardia obrera y popular. De esta forma se preparan las condiciones para cuando la crisis capitalista planteé la necesidad de la acción revolucionaria de las masas, así, en la forja de una vanguardia de carne y hueso, se preparan las condiciones para que las ideas socialistas se abran paso entre las grandes masas permitiendo que se destaque una dirección revolucionaria.

La izquierda va de frente. Impulsemos los comités de base del Frente de Izquierda que ya cuentan con la conquista de un diputado obrero en la provincia símbolo que fue escenario de la combativa organización de los obreros de la UOCRA en los ’80 y primeros noventa, cuna del movimiento piquetero en Cutral Co y de las fabricas ocupadas con Zanon. Provincia de mártires de clase como Teresa Rodriguez y Carlos Fuentealba.

Vivan los obreros ceramistas! Viva el Frente de Izquierda!

La Comuna 1871, París capital insurrecta (Gilberto López y Rivas. La Jornada)


E n el 140 aniversario del establecimiento de la Comuna de París, el ayuntamiento de la capital francesa montó una impactante exhibición en su histórico edificio de gobierno (Hôtel de Ville), del 18 de marzo al 28 de mayo de este año: La Commune 1871, Paris capitale insurgée. Por medio de fotografías, documentos, pinturas y cédulas museográficas, complementados por conferencias de especialistas, conmemoró ese efímero pero trascendente «asalto al cielo», el primer gobierno autogestionario de los trabajadores en la época contemporánea. La exhibición contaba con una introducción: París combativo y humillado, que cubría el periodo de septiembre de 1870 a febrero de 1871, en el que Napoleón III declara una guerra contra Prusia que lo hace capitular y provoca la caída del imperio; la proclamación de la República; el sitio de los alemanes sobre la capital, defendida por las milicias ciudadanas organizadas en la Guardia Nacional que se niegan a aceptar la rendición incondicional. Es el París patriota y republicano, de la defensa nacional, que se rebela frente al sometimiento de la Asamblea de Versalles. París libre e insurreccionado y la formación de la Comuna se inician el 18 de marzo, cuando Adolfo Thiers,»jefe del Poder Ejecutivo de la República Francesa», ordena el envío de tropas para el rescate de los cañones emplazados en Montmartre y comprados por los habitantes de la ciudad por suscripción popular. Oficiales y soldados se niegan a disparar sobre la multitud y fraternizan con los insurrectos, fusilando incluso a dos de los generales que venían al mando. El Comité Central de la Guardia Nacional se instala en el Hôtel de Ville y convoca a elecciones para el gobierno de la Comuna el 26 de marzo. Se eligen 83 miembros con un perfil social excepcional: 33 obreros, cinco pequeños patrones, 14 empleados y 12 periodistas, artistas y miembros de las profesiones liberales, con el acompañamiento de activistas blanquistas, que forman el elemento motor, los revolucionarios independientes y los miembros de la I Internacional. Se estima que al menos 300 mil parisinos, entre hombres, mujeres y niños, denominados»comuneros», dieron sustento y participaron en el movimiento. La exhibición mostraba los decretos del gobierno revolucionario: autonomía de las comunas y alianza de las adheridas al pacto federal para garantizar la unidad francesa; autogestión de las fábricas abandonadas por sus propietarios; laicidad del Estado; regreso de las herramientas empeñadas por los trabajadores; abolición del trabajo nocturno, la guillotina y los intereses de las deudas; establecimiento del derecho a la educación gratuita; igualdad de salario entre hombres y mujeres; concesión de pensiones a las viudas de los miembros de la Guardia Nacional; remplazo de la leva y el ejército regular por la integración de las milicias populares a través de la Guardia Nacional, entre otros. Dirigentes y seguidores de la Comuna daba cuenta de los nombres y fotografías de los más connotados líderes (incluyendo mujeres como Luise Michel), mientras que París de las barricadas: la capital construye sus defensas daba inicio con el decreto del 8 de abril que crea una comisión a cargo de la construcción de las barricadas; esto se hace posible con el trabajo conjunto de obreros bajo la dirección de jóvenes ingenieros unidos al movimiento. Más tarde, cuando las tropas de Thiers emprenden la represión, los comuneros levantan más de 900 barricadas en la batalla para defender su barrio, o simplemente su calle. La semana sangrienta: París a fuego y sangre es la sección en la que se narran los acontecimientos trágicos de los siete días que van del 21 al 28 de mayo, cuando son masacrados más de 20 mil parisinos por el ejército regular y tiene lugar la más importante destrucción de edificios y monumentos que la ciudad haya sufrido en toda su historia. Las ejecuciones masivas de federados se multiplican en todas las barricadas, reducidas una a una por la acción mortífera de las tropas, que inexorablemente avanzan en la toma de la ciudad. Los postreros combates se libran en el cementerio de Père Lachaise, donde son fusilados sumariamente los últimos insurrectos. Thiers ordena dejar en exhibición los cadáveres «como un espectáculo que servirá de lección.» París reprimido: arrestos, condenas y deportaciones da cuenta de las secuelas represivas que siguieron, con un estado de sitio que perduró por cinco años. Los miles de prisioneros, hombres, mujeres y niños, mantenidos hacinados en las cárceles existentes que, al rebasar su capacidad, son sustituidas por los primeros «campos de concentración» que se registran en la historia contemporánea. La mayoría de los miembros del consejo de gobierno son condenados a muerte o caen durante los combates, miles de personas son deportadas y sometidas a trabajos forzados en las más lejanas colonias francesas de ultramar, como Nueva Caledonia. La exhibición cerraba con París en ruinas, borrando las trazas de un drama, que mostraba el más importante conjunto iconográfico de los inmuebles incendiados durante la semana sangrienta, así como los esfuerzos de las clases dominantes por reconstruirlos como una «revancha» contra la memoria de la insurrección de los trabajadores de París. La construcción de la Basílica del Sagrado Corazón, en las combativas alturas de Montmartre constituyó una suerte de exorcismo para hacer desaparecer los demonios libertarios de las clases populares y recordar a la posteridad que la autoridad, el orden y la propiedad de los poderosos deben prevalecer, a cualquier costo. Flores rojas fueron depositadas en el Muro de los Federados, que perpetúa el recuerdo de los hombres y las mujeres que se atrevieron a soñar en un mundo de libertad, justicia e igualdad.

Tres variantes de los capitalistas (Ruth Wernery Facundo Aguirre. LVO 430)


Los escándalos de corrupción que estallaron en el seno de la Asociación Madres de Plaza de Mayo a raíz de las denuncias contra Sergio Schoklender golpean al gobierno de Cristina Kirchner. Distintas denuncias informan que el negocio venía garantizado desde la Secretaría de Obras Públicas, donde José López, un hombre del Ministro De Vido, se encargaba de enviar las partidas millonarias para la construcción de viviendas, sin ningún tipo de licitación ni control. Hebe de Bonafini empezó insultando a quienes acusaban al ex apoderado de la Fundación para ahora tratarlo de “estafador” y “traidor”. Estas declaraciones son parte de un “operativo de despegue” iniciado días antes por el oficialismo para salvar el prestigio de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y para que “el monje negro” quede como el único responsable de los ilícitos, sin salpicar a ningún funcionario.

“Transformismo” y política burguesa

El devenir de la Asociación Madres de Plaza de Mayo es un claro ejemplo del “transformismo” mediante el cual Néstor Kirchner, a partir de 2003, cooptó y convirtió a una organización de lucha en un apéndice de la política oficial, para darle credibilidad a su gobierno que se reclamaba “hijo de las Madres de Plaza de Mayo”. El valor de Hebe y de las Madres no sólo se debe a su enfrentamiento a la dictadura sino también a su lucha contra la impunidad durante el gobierno de Alfonsín, contra los indultos de Menem, o cuando le puso el cuerpo a la Montada en diciembre de 2001 contra De la Rúa. Aunque hemos mantenido con Madres muchas diferencias políticas, hemos compartido infinidad de movilizaciones y tribunas de lucha, como la del Encuentro de Fábricas ocupadas de marzo del 2003 en Rosario, convocado por los obreros de Zanon.

Desde su adhesión al kirchnerismo uno de los argumentos utilizados por Hebe de Bonafini fue proclamar que ella hace política para “continuar la obra de sus hijos”. Estamos a favor de que las organizaciones sociales, populares y de los trabajadores hagan política. El problema es qué política llevan adelante. Hebe se define como un “soldado del proyecto nacional y popular”. El caso Schoklender es una clara consecuencia de sumarse a la gestión de los planes de vivienda del gobierno y el Estado patronal, adquiriendo las formas y los vicios que la caracterizan. Esta es la causa de la corrupción que se ha desatado en estos días. La cooptación de la Asociación Madres de Plaza de Mayo liquidó la independencia de un sector importante del movimiento de DD.HH. respecto del Estado burgués y el gobierno. Ya desde 2006 Hebe de Bonafini abandonó las Marchas de la Resistencia porque “el Presidente es un amigo de las Madres” y cuando desapareció Julio López se dedicó a sembrar dudas diciendo que “no es un típico desaparecido, no lo vemos como un desaparecido como los que sufrimos durante la dictadura” (La Nación, 28/9/2006).

Crisis del “modelo de cooptación”

El caso Schoklender plantea no sólo una crisis política para el modelo de cooptación de los movimientos de derechos humanos, sociales, y de los sindicatos asociados al oficialismo sino también para el propio gobierno. Es un anticipo, como el choque que ya vimos poco tiempo atrás con la CGT, de las crisis que van a caracterizar a un probable próximo periodo de Cristina Fernández. El kirchnerismo ya no puede contener y evitar las crisis políticas provocadas por sus camarillas. Todo un signo del agotamiento del proyecto “nacional y popular”.

El manejo discrecional de la “asistencia social” fue la respuesta de los gobiernos de la democracia para ricos a la miseria y a la destrucción del país en manos de la dictadura. No nos olvidemos que bajo Alfonsín llovían las denuncias por los escándalos por corrupción, con las cajas con alimentos denominadas (P.A.N), utilizadas para fines políticos.

Los Kirchner se limitaron a incorporar a los movimientos sociales a la administración de una parte de los recursos destinados a la contención social de los más pobres que estaba exclusivamente en manos de los punteros del PJ y la UCR, de la burocracia sindical y la Iglesia.

El “nunca menos” que reivindican los intelectuales progres de Carta Abierta no es otra cosa que un “modelo” donde mientras los empresarios ganan fortunas los trabajadores “ganan 1,3% menos que hace 10 años” (y esto lo informa la CTA oficialista de Yasky). Hay millones de desocupados, millones trabajan en negro, el 80% de los jubilados gana 1200$. El petróleo, el gas, la electricidad, los teléfonos, los ferrocarriles, los puertos, la minería son recursos estratégicos que continúan en manos privadas.

Sigue la concentración agraria en manos de una minoría y la sojización del suelo ha aumentado, los pagos millonarios al contado de la deuda externa al FMI crecieron, las empresas y bancos extranjeros agrandan su porción líder en el mercado. Los K no cambiaron nada de la estructura socio-económica de la Argentina semicolonial. Fueron y son sólo una versión “nac & pop” del entreguismo y sumisión al capital de la que todos los gobiernos capitalistas (militares y civiles) hicieron gala.

El PTS y el Frente de Izquierda levantan un programa para cambiar de raíz esta situación (ver páginas 10 y 11) y denuncia que el único objetivo que tiene el Estado burgués cuando coopta a las organizaciones populares es el de esterilizarlas como fuerzas de lucha. Peleamos por la más absoluta independencia respecto del Estado, los patrones y todo gobierno burgués para todas las organizaciones obreras y populares. A la obra pública y a las cooperativas de vivienda manejadas por punteros y dirigentes afines al gobierno le contraponemos el control por parte de los únicos que tienen las manos limpias: los trabajadores. Para ellos reclamamos el fin de la precariedad y el trabajo en negro, el reconocimiento de todos los derechos sindicales y el salario equivalente a la canasta familiar.

El frente de la centroizquierda sojera

El Congreso del Partido Socialista se apresta a lanzar la fórmula de Hermes Binner acompañado por Margarita Stolbizer del GEN. El acuerdo incluye a Proyecto Sur, a Luis Juez y a Víctor De Gennaro de la Unidad Popular. El Frente se postula para ocupar el espacio de centroizquierda, mientras la UCR ha conformado una alianza de centroderecha, con De Narváez y hasta el duhaldismo, llevando como vicepresidente a Javier González Fraga por recomendación de Roberto Lavagna (ver prontuario). Si en los ’90 la centroizquierda del Frente Grande estaba liderada por carreristas pequeñoburgueses como Chacho Alvarez, el frente actual es desde el vamos mucho más a la derecha y patronal. Binner es un agente de las patronales sojeras, lo mismo que su vice Stolbizer que hasta quiso tentar a Mario Llambías de la CRA (Confederaciones Rurales Argentinas), para diputado en 2009. Juez no sólo representa a la burguesía agraria sino también a las automotrices cordobesas.

Hay un chiste que bien podría hacérsele a todos los partidos patronales. Dicen que Cristina está horrorizada porque Alfonsín concertó una alianza con De Narváez que es un empresario “facho y derechista”, sin embargo, no se asusta por el “derechista” (además de menemista) Daniel Scioli que espera ser reelecto en la gobernación de la provincia más importante del país, por el Frente para la Victoria. Un chiste similar podría hacérsele a Binner que parece que encontró en De Narváez su “límite ético” para conformar una alianza con la UCR. Sin embargo, Binner no le hace asco a “fachos y derechistas”, como la Democracia Progresista (que con Alberto Natale llegó a la intendencia de Rosario bajo la dictadura), con quien además de la UCR, cogobierna hace años la provincia. Mientras De Gennaro se entusiasma con Binner los estatales marchan en Rosario contra los sueldos de hambre del gobernador. Las palmas se la llevan sin duda el PCR y el MST, que acaba de decir que Binner puede encabezar un proyecto “emancipador”.

Con la fuerza de la juventud y los trabajadores

En Santa Cruz la rebelión de los maestros y de los petroleros es una gran batalla de clase contra el gobierno kirchnerista de Peralta y los empresarios del petróleo. La respuesta del gobierno “nacional y popular” ha sido el envío de la Gendarmería, los intentos de desalojo y hasta el uso de las patotas. Es todo un símbolo de lo que un nuevo gobierno de Cristina está dispuesto a hacer para defender las ganancias de las patronales. Pero Santa Cruz también muestra a un nuevo movimiento obrero que destaca dirigentes y avanza en su conciencia de clase, como los obreros de Donnelley (ex Atlántida) (ver páginas centrales).

El Frente de Izquierda que conformamos el PO, el PTS e Izquierda Socialista se nutre de cientos de luchadores provenientes del sindicalismo de base clasista, de la juventud combativa y de los derechos humanos de todo el país. En Neuquén la campaña del Frente de izquierda ha recibido grandes muestras de apoyo y simpatía popular (ver nota en página 3).

Contra las alternativas de los capitalistas que representan el oficialismo y las variantes de oposición de centroderecha y centroizquierda, el Frente lucha por la independencia política de la clase trabajadora. En el encuentro entre este programa y el activismo obrero y juvenil reside la fuerza del Frente de Izquierda.

Los marxistas románticos (Laura Ramos. Clarin)


o reflexioné sobre el parecido físico entre León Trotsky y Walter Benjamin hasta hace unos días, en que encontré una foto de mi padre junto a la lápida de Trotsky en su casa de Coyoacán, en México (todas, todas las editoriales fracasadas de mis padres se llamaban Coyoacán). Entonces pensé en el rostro de Benjamin. Benjamin era un poco más grueso y apacible; Lev Davidovich tenía la delgadez propia de los temperamentos insomnes, pero ambos se parecían.

El asesinato de Trotsky, su exilio en Alma Ata y en la isla de Prinkipo, la genealogía trotskista en un sentido general formaba parte de mi propia genealogía, su épica era la figura misma de la tragedia para mi familia: él era mi medida de lo artístico, en cierta forma, porque su muerte fue más que nada literaria para mí. Nos gustaba referirnos a Trotsky haciendo juegos de palabras con el título de unos tomos que mi madre me dio para leer cuando yo tenía catorce años: El profeta armado, El profeta desarmado, El profeta desterrado (Isaac Deustscher).

El primer atentado contra su vida fue llevado a cabo por el infame y detestado y extraordinario muralista David Alfaro Siqueiros. En la madrugada del 24 de mayo de 1940, un comando de 20 hombres armados logró ingresar en la casa. Los asesinos tiraron cerca de cuatrocientos tiros; el propio Siqueiros disparó contra el lecho donde dormían Trotsky y Natasha Sedova, su mítica compañera (mi hermana lleva su nombre). Pero no lograron asesinarlos, porque ambos se pertrecharon en la oscuridad, junto a una pared, al lado de su cama. Yo misma vi los agujeros de bala en el dormitorio, esos boquetes que conforman el mural más político de Siqueiros.

Tres meses después, el joven Jacques Mornard (el sólo hecho de escribir su nombre me produce un rictus amargo en la boca, una repulsión física involuntaria cuyo origen se remota con toda evidencia a la infancia, como un caso clásico de histeria de Sigmund Freud) entró en el despacho de Trotsky a mostrarle unos escritos. Mornard, novio de una de las secretarias de Trotsky, Sylvia Ageloff, era el alias del agente estalinista Ramón Mercader del Río. Había logrado acceder al círculo de confianza de Trotsky luego de varios meses de una relación tejida como una araña teje su tela. El hecho de que el futuro asesino le haya regalado bombones a Natasha alimenta mi pesadilla de la ponzoña de la araña, como si esos bombones ya estuvieran anticipando el veneno. La decisión de Joseph Losey de colocar en el papel de Ramón Mercader a Alain Delon ( El asesinato de Trotsky , año 1972) me parece una decisión perversa e interesante: algo de la belleza de Delon esconde al traidor (me inquieta mucho la naturaleza de la belleza).

Pues bien, la policía secreta soviética le había ofrecido medio millón de dólares a Mercader. Esa mañana del 20 de agosto su madre, otra agente estalinista, lo esperaba dentro de un auto, en la puerta. Trotsky se acercó a la ventana para leer el manuscrito y en ese instante Mercader le descargó un golpe de pica en la cabeza. Mi profeta desarmado murió un hospital de la cruz verde doce horas más tarde. Esa pica, enrojecida por su sangre, modificó para siempre la iconografía del martillo y la hoz que yo tantas veces había dibujado en mi diario, junto a unas preciosas figuritas de rosas con brillantina.

Walter Benjamin, el marxista judío más peculiar de la historia según Hannah Arendt, murió en un hotel en el pueblo catalán de Portbou un mes después de la muerte de Trotsky. Había cruzado a pie los Pirineos desde Francia, junto con un grupo de refugiados que huían de la invasión nazi. Apenas llegaron al hotel, fueron arrestados por la Guardia Civil. A la mañana siguiente, cuando la guardia volvió para llevarlos al tren que los devolvería a Francia, lo encontró muerto. Según Henny Gurland, que formó parte del grupo, Benjamin se dio una sobredosis de morfina. Estaba preparado para quitarse la vida en caso de peligro desde mucho antes (le había obsequiado media ración de pastillas suicidas al escritor húngaro Arthur Koestler, cuyo libro La espuma de la tierra , que cuenta sus desventuras en el campo de concentración de Vernet d’Ariège, también me regaló mi madre. Lo dejé por Una guirnalda de flores , de Louisa May Alcott).

El manuscrito que contenía los últimos trabajos de Benjamin se extravió en Portbou. Él era un marxista romántico. Su crítica a la noción de progreso del marxismo debía resultar insoportable para el estalinismo. ¿Qué contenía ese manuscrito perdido? De ese interrogante surgió la hipótesis que sugiere que pudo haber sido asesinado por agentes de la KGB. En su artículo “La misteriosa muerte de Walter Benjamin” en el Weekly Standard , el periodista Stephen Schwartz denuncia la acción de los agentes de la policía secreta soviética que se infiltraban en España para ejecutar a anarquistas disidentes. El artículo de Schwartz, increíblemente, reescribe las historias de agentes dobles, conspiraciones y crímenes estalinistas que mis padres me contaban cuando yo era una niña.