pisos de parquet


Las palabras

suenan

como sirenas

alertando al publico

la presencia

del orden.

(rosa roja marchitas

entre

espejos rotos

que fugaces

-como las estrellas

y los cometas-

dicen:

dame nesquik).

la patrulla

de las palabras

soy

una loca

que aúlla

por verga.

no es políticamente

correcto.

soy

un gay

que disfruta

de una sexualidad

diferente.

si.

aunque sueñe

con vergas

y locas

enfiestadas.

la poesía

es un

como esos edictos

antiguos:

prohibido escupir.

mientras tanto

la vida

hace asados

con los pisos

de parquet.

Preso del otro


El hombre era preso de una dulce melancolía. Extrañaba
aquellas pequeñas tetas sobre las que se sostenían dos duros pezones como
perlas negras. Extrañaba el sentido del amor. Extrañaba el olor a pis de su
conchita. Extrañaba la lectura compartida desnudos y en la cama. Simplemente
extrañaba el otoño y el invierno en el cuerpo del otro.

El hombre era preso del Otro. Lo había encerrado para
siempre en su ignorancia.

Discepolín, Marx y el asado de la democracia peronista


El de la mirada torva es Discepolín. La suerte es grela. Mira
desconfiado desde adentro de su sobretodo negro una escena un tanto
irreal. La señora, bien vestida, reparte muñecas. Las niñas y las madres
la adoran. –Santa! Es el grito general. En Buenos Aires el sol aún es
brillante y en los patios de las casas el asado es el símbolo de la
democracia peronista. En el Jockey Club putean de lo lindo. Evita
cabaretera, Perón cornudo, los cabecitas se creen los dueños del mundo.
Juan Duarte putaniero. Les cae baba de rabia por la comisura de los
labios, que secan en tragos de whisky importado y acompañan con puros
cubanos. Hay solo dos cosas que nos le preocupan y por la cual aunque lo
detestan, están seguros de Perón: en su anticomunismo y en que por más
que los vapulee como enemigos del pueblo no les va a tocar la propiedad
de las tierras y de las fábricas. Es uno de ellos, es un militar. Pero
eso de pretender que en el trabajo manden los sindicatos si que es
intolerable. Que la bastarda se vista de reina y desplace a las damas de
caridad, es inconcebible. ¡Qué viva el cáncer! Eso es odio. Es la lucha
de clases, diría Carlitos Marx.
Discepolín contempla con una fina risa de ironía. Los hermanos
Lamborghini con una risa de arrabal le dibujan en la frente una arruga
de escepticismo. Marechal es un angelito culón que eleva al territorio
de la metafísica, el olor de los chinchulines de la parrilla peronista.
De casa al trabajo, del trabajo a casa. Ya no hay más 17 de octubre, ni
patas en la fuente. Eso es evitar la lucha de clases, diría Carlitos
Marx. El hogar es el lugar del trabajador. El salario su condena eterna.
La política asunto de Perón. El truco con el vermuth y algún pirigundín
al cobrar la quincena.
Lo que no soñó Discepolín es lo que ocurrió. Un raid de pájaros de acero
bombardeando a la gente en la Plaza. Los trolebuses, cargados de niños,
ardiendo. Los obreros con palos y ganchos poniéndole el cuerpo a las
balas. Los Gloster de la marina huyendo a Montevideo. Perón proclamando
ser presidente de todos los argentinos. Los marinos nuevamente
golpeando. Perón huyendo en una cañonera paraguaya. El Jockey Club
celebrando el fin de la tiranía y la sirvienta barata. El orden natural
de las cosas piensa la señora de Mendiguren Anchorena. Los muchachos
piensan que el enemigo son los patrones, los cogotudos, los yanquis y
los milicos. Hacen huelgas, ponen caños y gilletes en los toboganes de
Barrio Norte.
El mundo fue y no será una porquería Discepolín. Lo que decide es la
lucha de clases, diría Carlitos Marx

Abracadabra


El vomito fue limpio y claro.

Un luminoso charco de bilis sobre el charco verde.

Unos pedazos de pollo flotando en él.

La luna.

Oculta tras grises nubes.

Una fría llovizna sobre el rostro.

No estoy borracho.

Falta mucho para ello y la noche

aún es temprana para que suceda.

Apenas he tomado unos pequeños pases de cocaína

peinados sobre un libro fotocopiado y encuadernado:

“Los sindicatos soviéticos”.

Bebo mi vaso de cerveza Heineken entre pase y pase.

Pequeños y moderados arrebatos.

Me sorprendo a mi mismo.

La noche mareada me abraza.

Me ofrece su culo desnudo y

su sonrisa.

Imposible negarse.

Trata de La galería de los patriotas. El Che Guevara y la burguesía nacional


 

Cita

La galería de los patriotas. El Che Guevara y la burguesía nacional

Facundo Aguirre

 

La inclusión de la figura de Ernesto Che Guevara en la galería de los patriotas inaugurada en la Casa Rosada, “crispó” a Joaquín Morales Sola, editorialista de La Nación: “Ninguna otra cosa, sin embargo, fue tan divisoria -ni tan explicativa del presente- como la entronización de Ernesto Guevara en el panteón de los próceres latinoamericanos. El "Che" es un mito y no un héroe; al mito se le permiten todas las fantasías que al héroe se le niegan. Guevara fue una persona valiente, pero de una asombrosa frialdad para matar y para hacer matar, para descerrajar guerras civiles y para enfrentar a los hombres y bañarlos de sangre” (La Nación. 26/05/2010). La derecha argentina rechaza la figura del Che por ver en él, el fantasma de la oposición violenta al capital. En lo más íntimo desearían que Ramón Falcón (el represor de las huelgas del Centenario) ocupara el lugar de Guevara.

Lo cierto es que el gobierno K hizo convivir a Guevara, y otras figuras antiimperialistas, con otros emblemas representativos del nacionalismo burgués latinoamericano como Perón, Evita y Getulito Vargas, entre otros. Fue una manera de cubrir por izquierda –limando el aspecto subversivo de la propia figura del Che- su predica de conciliación entre las clases. Una forma de encubrir la miseria histórica de la burguesía nacional.

 

Guevara contra Kirchner

 

La posición revolucionaria de Guevara es opuesta por el vértice con la idea central de la conciliación de clases del nacionalismo burgués.

La Revolución cubana demostró que solo el poder de obreros y campesinos puede derrotar al imperialismo, señalando la unidad de la lucha antiimperialista y contra la burguesía nacional. Para el Che la tarea histórica de los pueblos oprimidos era la derrota del imperialismo, para lo cual no cabía ni la colaboración con él imperialismo ni con las burguesías nacionales. Guevara sostenía que: “Como marxistas, hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no engloba la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos” (Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. 11 de diciembre de 1964). En consecuencia el Che bregaba por la revolución social contra la burguesía nacional: “las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo y solo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución” (Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental).

 

Furgones de cola

 

Por el contrario, los Kirchner son agentes políticos de la burguesía argentina y, como tales, furgones de cola del imperialismo. Así como el pacto social entre empresarios y sindicatos es una política de Estado, también lo es la colaboración con el imperialismo y el capital extranjero. En septiembre del año pasado la embajada norteamericana le impuso al gobierno K el desalojo de los obreros de Kraft; el pago de la deuda externa al capital financiero presentado como acto soberano o la colaboración con el imperialismo norteamericano, como en Haití o en contra del estado iraní.

En el Bicentenario de la Argentina, como en toda nuestra América, la tarea de la liberación nacional y social sigue pendiente, y solo podrá ser conquistada  por una revolución que construya el poder de obreros y campesinos. Para plantear una autentica posición antiimperialista la clase obrera tiene que romper con los representantes de la burguesía nacional y conquistar su independencia política.

La galería de los patriotas. El Che Guevara y la burguesía nacional


Facundo Aguirre

 

La inclusión de la figura
de Ernesto Che Guevara en la galería de los patriotas inaugurada en la Casa Rosada, “crispó”
a Joaquín Morales Sola, editorialista de La Nación: “Ninguna otra cosa, sin embargo, fue
tan divisoria -ni tan explicativa del presente- como la entronización de
Ernesto Guevara en el panteón de los próceres latinoamericanos. El
"Che" es un mito y no un héroe; al mito se le permiten todas las fantasías
que al héroe se le niegan. Guevara fue una persona valiente, pero de una
asombrosa frialdad para matar y para hacer matar, para descerrajar guerras
civiles y para enfrentar a los hombres y bañarlos de sangre”
(La Nación. 26/05/2010). La
derecha argentina rechaza la figura del Che por ver en él, el fantasma de la
oposición violenta al capital. En lo más íntimo desearían que Ramón Falcón (el
represor de las huelgas del Centenario) ocupara el lugar de Guevara.

Lo cierto es que el
gobierno K hizo convivir a Guevara, y otras figuras antiimperialistas, con
otros emblemas representativos del nacionalismo burgués latinoamericano como
Perón, Evita y Getulito Vargas, entre otros. Fue una manera de cubrir por
izquierda –limando el aspecto subversivo de la propia figura del Che- su predica
de conciliación entre las clases. Una forma de encubrir la miseria histórica de
la burguesía nacional.

 

Guevara contra Kirchner

 

La posición
revolucionaria de Guevara es opuesta por el vértice con la idea central de la
conciliación de clases del nacionalismo burgués.

La Revolución cubana
demostró que solo el poder de obreros y campesinos puede derrotar al
imperialismo, señalando la unidad de la lucha antiimperialista y contra la
burguesía nacional. Para el Che la tarea histórica de los pueblos oprimidos era
la derrota del imperialismo, para lo cual no cabía ni la colaboración con él
imperialismo ni con las burguesías nacionales. Guevara sostenía que: “Como
marxistas, hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no
engloba la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y
oprimidos
” (Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. 11 de
diciembre de 1964). En consecuencia el Che bregaba por la revolución social
contra la burguesía nacional: “las burguesías autóctonas han perdido toda su
capacidad de oposición al imperialismo y solo forman su furgón de cola. No hay
más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución

(Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental).

 

Furgones de cola

 

Por el contrario, los
Kirchner son agentes políticos de la burguesía argentina y, como tales,
furgones de cola del imperialismo. Así como el pacto social entre empresarios y
sindicatos es una política de Estado, también lo es la colaboración con el
imperialismo y el capital extranjero. En septiembre del año pasado la embajada
norteamericana le impuso al gobierno K el desalojo de los obreros de Kraft; el
pago de la deuda externa al capital financiero presentado como acto soberano o
la colaboración con el imperialismo norteamericano, como en Haití o en contra
del estado iraní.

En el Bicentenario de la Argentina, como en toda
nuestra América, la tarea de la liberación nacional y social sigue pendiente, y
solo podrá ser conquistada  por una revolución
que construya el poder de obreros y campesinos.
Para plantear una
autentica posición antiimperialista la clase obrera tiene que romper con los
representantes de la burguesía nacional y conquistar su independencia política.

Sueña el fantasma de los zapatos viejos


Antonín viaja al país de los tarahumara. Lo hace comiendo
peyote mientras cabalga en acurrucado en un seno de doncella que obsesiona. Y
las Valkirias rubias se abren paso en Polonia para devorar el dolor del vientre
de occidente. Antonín concluye que al mundo le sobra el culo. Hay que arder en
preguntas y son los desechos del cuerpo los que ocupan nuestro tiempo. Antonín
mira un sol embriagado en los girasoles de Van Gogh.

Aúlla chiquillo que el dolor ya calma.

En una pequeña pieza de pensión alumbra la luz.

Sueña el fantasma de los zapatos viejos.

Pierdo en el tecleo de las palabras el sentido de la forma y
de la trama. Porque que importa si Antonín viaja al país de los tarahumara,
cuando delante las letras divagan caóticas como una constelación de astros (fue
en el estallido del caos donde Nietzche sitúo el nacimiento de la estrella).

Tristeza del ultimo trago


Tristeza,

como puedo alejarte un poco,

tan solo un poco.

Que nadie te reconozca

en mis suspiros y

la mirada perdida.

 

Tristeza de moco blanco.

Tristeza de lluvia y soledad.

Tristeza de vinos.

Tristeza con sus pechos desnudos.

Tristeza de ojos cerrados en la oscuridad.

Tristeza de bossa nova, nao tem fin.

Tristeza de las derrotas.

Tristeza de las victorias.

Tristeza de los cadáveres en el campo de batalla.

Tristeza de la España anarquista enamorada

de la sangre.

Tristeza del tipo solo acodado en una barra

después de la cuarta ginebra.

Tristeza en cuatro patas aullando mentiras.

Tristeza triste.

Tristeza del payaso.

Tristeza del sol y de la luna.

Tristeza del blues.

Tristeza de pelo negro.

Tristeza, en el inodoro.

Tristeza, que me da besos en la boca

Tristeza del último trago.

Hermosa Chavela.

Tristeza con las uñas pintadas de rojo.

Simplemente tristeza.

 

Déjame tranquilo un rato.

Dame un poco de paz.

Si ya sé.

Me vas a decir que la paz no es lo mío.

Es cierto.

Pero te juró

que ahora

necesito

una tregua.

lo que se dice malditos


Para mí poetas malditos,

lo que se dice malditos.

hay pocos.

en todo caso definamos maldito.

Bataille definía como

el lado maldito,

a todo aquello que enfrentaba

la moral burguesa.

Hegel era más radical aún.

pensaba  que el mal,

era la fuerza motora de la historia.

Foucalt encontró en la vida

de hombres malditos

las huellas del poder,

la patología creadora de la norma.

Rimbaud era hermoso

y me lo imagino eyaculando

en la boca del enamorado Verlaine

en un hotelucho parisino

en medio de la Comuna.

Baudelaire borracho,

tomando el pulso critico

de la ciudad burguesa.

Apollinaire

¿habéis leído

las once mil vergas?

por todos los diablos

aquello si que es hard core.

Genet,

declarado santo por

Jean Paúl Sastre,

cojiéndose al fürher

en sus pompas fúnebres.

maldita es la fuerza de la rabia

de los que fueron despojados.

maldita es la organización

subterránea del trabajo.

maldita es la vida emergiendo

entre las rendijas

de la ciudad.

maldita es la fuerza

de la libertad

que no se pide.

malditas son la sangre, el sudor, y el semen

en definitiva,

maldita,

es la poesía

que habla otra lengua.