y mordiendo la almohada
pido más
y más
y más
y más.
las uñas se clavan a la pared
que lanza gemidos
cómplices
a la puta
sombra.
el gusanito
de la manzana
desprecia mi amor.
Las palabras
suenan
como sirenas
alertando al publico
la presencia
del orden.
(rosa roja marchitas
entre
espejos rotos
que fugaces
-como las estrellas
y los cometas-
dicen:
dame nesquik).
la patrulla
de las palabras
soy
una loca
que aúlla
por verga.
no es políticamente
correcto.
soy
un gay
que disfruta
de una sexualidad
diferente.
si.
aunque sueñe
con vergas
y locas
enfiestadas.
la poesía
es un
como esos edictos
antiguos:
prohibido escupir.
mientras tanto
la vida
hace asados
con los pisos
de parquet.
El hombre era preso de una dulce melancolía. Extrañaba
aquellas pequeñas tetas sobre las que se sostenían dos duros pezones como
perlas negras. Extrañaba el sentido del amor. Extrañaba el olor a pis de su
conchita. Extrañaba la lectura compartida desnudos y en la cama. Simplemente
extrañaba el otoño y el invierno en el cuerpo del otro.
El hombre era preso del Otro. Lo había encerrado para
siempre en su ignorancia.
El vomito fue limpio y claro.
Un luminoso charco de bilis sobre el charco verde.
Unos pedazos de pollo flotando en él.
La luna.
Oculta tras grises nubes.
Una fría llovizna sobre el rostro.
No estoy borracho.
Falta mucho para ello y la noche
aún es temprana para que suceda.
Apenas he tomado unos pequeños pases de cocaína
peinados sobre un libro fotocopiado y encuadernado:
“Los sindicatos soviéticos”.
Bebo mi vaso de cerveza Heineken entre pase y pase.
Pequeños y moderados arrebatos.
Me sorprendo a mi mismo.
La noche mareada me abraza.
Me ofrece su culo desnudo y
su sonrisa.
Imposible negarse.
Cita
La galería de los patriotas. El Che Guevara y la burguesía nacional
Facundo Aguirre
La inclusión de la figura de Ernesto Che Guevara en la galería de los patriotas inaugurada en la Casa Rosada, “crispó” a Joaquín Morales Sola, editorialista de La Nación: “Ninguna otra cosa, sin embargo, fue tan divisoria -ni tan explicativa del presente- como la entronización de Ernesto Guevara en el panteón de los próceres latinoamericanos. El "Che" es un mito y no un héroe; al mito se le permiten todas las fantasías que al héroe se le niegan. Guevara fue una persona valiente, pero de una asombrosa frialdad para matar y para hacer matar, para descerrajar guerras civiles y para enfrentar a los hombres y bañarlos de sangre” (La Nación. 26/05/2010). La derecha argentina rechaza la figura del Che por ver en él, el fantasma de la oposición violenta al capital. En lo más íntimo desearían que Ramón Falcón (el represor de las huelgas del Centenario) ocupara el lugar de Guevara.
Lo cierto es que el gobierno K hizo convivir a Guevara, y otras figuras antiimperialistas, con otros emblemas representativos del nacionalismo burgués latinoamericano como Perón, Evita y Getulito Vargas, entre otros. Fue una manera de cubrir por izquierda –limando el aspecto subversivo de la propia figura del Che- su predica de conciliación entre las clases. Una forma de encubrir la miseria histórica de la burguesía nacional.
Guevara contra Kirchner
La posición revolucionaria de Guevara es opuesta por el vértice con la idea central de la conciliación de clases del nacionalismo burgués.
La Revolución cubana demostró que solo el poder de obreros y campesinos puede derrotar al imperialismo, señalando la unidad de la lucha antiimperialista y contra la burguesía nacional. Para el Che la tarea histórica de los pueblos oprimidos era la derrota del imperialismo, para lo cual no cabía ni la colaboración con él imperialismo ni con las burguesías nacionales. Guevara sostenía que: “Como marxistas, hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no engloba la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos” (Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. 11 de diciembre de 1964). En consecuencia el Che bregaba por la revolución social contra la burguesía nacional: “las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo y solo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución” (Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental).
Furgones de cola
Por el contrario, los Kirchner son agentes políticos de la burguesía argentina y, como tales, furgones de cola del imperialismo. Así como el pacto social entre empresarios y sindicatos es una política de Estado, también lo es la colaboración con el imperialismo y el capital extranjero. En septiembre del año pasado la embajada norteamericana le impuso al gobierno K el desalojo de los obreros de Kraft; el pago de la deuda externa al capital financiero presentado como acto soberano o la colaboración con el imperialismo norteamericano, como en Haití o en contra del estado iraní.
En el Bicentenario de la Argentina, como en toda nuestra América, la tarea de la liberación nacional y social sigue pendiente, y solo podrá ser conquistada por una revolución que construya el poder de obreros y campesinos. Para plantear una autentica posición antiimperialista la clase obrera tiene que romper con los representantes de la burguesía nacional y conquistar su independencia política.
Facundo Aguirre
La inclusión de la figura
de Ernesto Che Guevara en la galería de los patriotas inaugurada en la Casa Rosada, “crispó”
a Joaquín Morales Sola, editorialista de La Nación: “Ninguna otra cosa, sin embargo, fue
tan divisoria -ni tan explicativa del presente- como la entronización de
Ernesto Guevara en el panteón de los próceres latinoamericanos. El
"Che" es un mito y no un héroe; al mito se le permiten todas las fantasías
que al héroe se le niegan. Guevara fue una persona valiente, pero de una
asombrosa frialdad para matar y para hacer matar, para descerrajar guerras
civiles y para enfrentar a los hombres y bañarlos de sangre” (La Nación. 26/05/2010). La
derecha argentina rechaza la figura del Che por ver en él, el fantasma de la
oposición violenta al capital. En lo más íntimo desearían que Ramón Falcón (el
represor de las huelgas del Centenario) ocupara el lugar de Guevara.
Lo cierto es que el
gobierno K hizo convivir a Guevara, y otras figuras antiimperialistas, con
otros emblemas representativos del nacionalismo burgués latinoamericano como
Perón, Evita y Getulito Vargas, entre otros. Fue una manera de cubrir por
izquierda –limando el aspecto subversivo de la propia figura del Che- su predica
de conciliación entre las clases. Una forma de encubrir la miseria histórica de
la burguesía nacional.
Guevara contra Kirchner
La posición
revolucionaria de Guevara es opuesta por el vértice con la idea central de la
conciliación de clases del nacionalismo burgués.
La Revolución cubana
demostró que solo el poder de obreros y campesinos puede derrotar al
imperialismo, señalando la unidad de la lucha antiimperialista y contra la
burguesía nacional. Para el Che la tarea histórica de los pueblos oprimidos era
la derrota del imperialismo, para lo cual no cabía ni la colaboración con él
imperialismo ni con las burguesías nacionales. Guevara sostenía que: “Como
marxistas, hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no
engloba la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y
oprimidos” (Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. 11 de
diciembre de 1964). En consecuencia el Che bregaba por la revolución social
contra la burguesía nacional: “las burguesías autóctonas han perdido toda su
capacidad de oposición al imperialismo y solo forman su furgón de cola. No hay
más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”
(Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental).
Por el contrario, los
Kirchner son agentes políticos de la burguesía argentina y, como tales,
furgones de cola del imperialismo. Así como el pacto social entre empresarios y
sindicatos es una política de Estado, también lo es la colaboración con el
imperialismo y el capital extranjero. En septiembre del año pasado la embajada
norteamericana le impuso al gobierno K el desalojo de los obreros de Kraft; el
pago de la deuda externa al capital financiero presentado como acto soberano o
la colaboración con el imperialismo norteamericano, como en Haití o en contra
del estado iraní.
En el Bicentenario de la Argentina, como en toda
nuestra América, la tarea de la liberación nacional y social sigue pendiente, y
solo podrá ser conquistada por una revolución
que construya el poder de obreros y campesinos. Para plantear una
autentica posición antiimperialista la clase obrera tiene que romper con los
representantes de la burguesía nacional y conquistar su independencia política.
Antonín viaja al país de los tarahumara. Lo hace comiendo
peyote mientras cabalga en acurrucado en un seno de doncella que obsesiona. Y
las Valkirias rubias se abren paso en Polonia para devorar el dolor del vientre
de occidente. Antonín concluye que al mundo le sobra el culo. Hay que arder en
preguntas y son los desechos del cuerpo los que ocupan nuestro tiempo. Antonín
mira un sol embriagado en los girasoles de Van Gogh.
Aúlla chiquillo que el dolor ya calma.
En una pequeña pieza de pensión alumbra la luz.
Sueña el fantasma de los zapatos viejos.
Pierdo en el tecleo de las palabras el sentido de la forma y
de la trama. Porque que importa si Antonín viaja al país de los tarahumara,
cuando delante las letras divagan caóticas como una constelación de astros (fue
en el estallido del caos donde Nietzche sitúo el nacimiento de la estrella).
Tristeza,
como puedo alejarte un poco,
tan solo un poco.
Que nadie te reconozca
en mis suspiros y
la mirada perdida.
Tristeza de moco blanco.
Tristeza de lluvia y soledad.
Tristeza de vinos.
Tristeza con sus pechos desnudos.
Tristeza de ojos cerrados en la oscuridad.
Tristeza de bossa nova, nao tem fin.
Tristeza de las derrotas.
Tristeza de las victorias.
Tristeza de los cadáveres en el campo de batalla.
Tristeza de la España anarquista enamorada
de la sangre.
Tristeza del tipo solo acodado en una barra
después de la cuarta ginebra.
Tristeza en cuatro patas aullando mentiras.
Tristeza triste.
Tristeza del payaso.
Tristeza del sol y de la luna.
Tristeza del blues.
Tristeza de pelo negro.
Tristeza, en el inodoro.
Tristeza, que me da besos en la boca
Tristeza del último trago.
Hermosa Chavela.
Tristeza con las uñas pintadas de rojo.
Simplemente tristeza.
Déjame tranquilo un rato.
Dame un poco de paz.
Si ya sé.
Me vas a decir que la paz no es lo mío.
Es cierto.
Pero te juró
que ahora
necesito
una tregua.
Para mí poetas malditos,
lo que se dice malditos.
hay pocos.
en todo caso definamos maldito.
Bataille definía como
el lado maldito,
a todo aquello que enfrentaba
la moral burguesa.
Hegel era más radical aún.
pensaba que el mal,
era la fuerza motora de la historia.
Foucalt encontró en la vida
de hombres malditos
las huellas del poder,
la patología creadora de la norma.
Rimbaud era hermoso
y me lo imagino eyaculando
en la boca del enamorado Verlaine
en un hotelucho parisino
en medio de la Comuna.
Baudelaire borracho,
tomando el pulso critico
de la ciudad burguesa.
Apollinaire
¿habéis leído
las once mil vergas?
por todos los diablos
aquello si que es hard core.
Genet,
declarado santo por
Jean Paúl Sastre,
cojiéndose al fürher
en sus pompas fúnebres.
maldita es la fuerza de la rabia
de los que fueron despojados.
maldita es la organización
subterránea del trabajo.
maldita es la vida emergiendo
entre las rendijas
de la ciudad.
maldita es la fuerza
de la libertad
que no se pide.
malditas son la sangre, el sudor, y el semen
en definitiva,
maldita,
es la poesía
que habla otra lengua.