EE. UU. y la contrarrevolución en Cuba


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“Fidel Castro forma parte del legado de Bolívar. Debíamos haber dado al fogoso y joven rebelde una más calurosa bienvenida en su hora de triunfo”. Con estas palabras John Fitzgerald Kennedy criticó duramente la actitud de su predecesor en la Casa Blanca, Dwight Eisenhower, cuando en abril de 1959 el líder de la naciente Revolución Cubana visitaba los EE.UU. El 21 de abril de 1959 Fidel pronunciará un discurso en un masivo mitín convocado en el Central Park de New York.

 EE. UU. y la contrarrevolución en Cuba

Facundo Aguirre

Imagen: dienteleche

Las relaciones entre Cuba y EE.UU. cambiaron radicalmente producto de la revolución, estableciendo un antes y un después, una ruptura radical con un pasado de colonialismo y opresión imperialista aceptada como natural por una burguesía vasalla. Uno de los grandes logros de la revolución fue que al expropiar a la burguesía y los terratenientes Cuba pudo cortar los lazos de vasallaje y obtener una auténtica independencia nacional respecto al imperialismo. Ese fue hasta el día de hoy un gran capital político de la revolución cubana que le ganó la simpatía de millones de obreros y campesinos en toda América Latina.

Pero al principio del movimiento revolucionario cubano las cosas no eran tan hostiles como lo fueron posteriormente a la toma del poder por el Ejército Rebelde. Los guerrilleros del M26 exiliados en México que acompañaron a Fidel Castro en su expedición con el Granma se proveían de armamento a través de los traficantes de los EE.UU., los fusiles M1 Garand. Como mínimo el Departamento de Estado norteamericano decidió hacer la vista gorda ante la compra de armamentos de los combatientes cubanos. El New York Times publicó el 24 de febrero de 1957, una famosa entrevista a Fidel Castro en la Sierra Maestra, realizada por el periodista norteamericano Herbert Matthews, causando una verdadera conmoción a nivel internacional y en la isla. Allí Fidel calmaba a los EE.UU: “Puedo asegurar que no tenemos animosidad contra los Estados Unidos y el pueblo norteamericano (…) Sobre todo (…) estamos luchando por una Cuba democrática y por la conclusión de la dictadura”. Al menos desde 1957 los yanquis tomaron una ambigua distancia de Batista. Fue en esos momentos que los barbudos de la Sierra Maestra eran héroes románticos para la prensa norteamericana.

Las cosas cambiaron violentamente con la toma del poder y la radicalización de la revolución. La victoria del Ejército Rebelde descalabró a las fuerzas militares de Fulgencio Batista y eso empujó la movilización obrera y campesina hacia adelante, obligando al gobierno revolucionario a radicalizar sus medidas y provocando simultáneamente la reacción del imperialismo. Tres cuestiones alejaron a los EE.UU. de su idilio por los barbudos: el ajusticiamiento de los sicarios de Batista, la Ley de Alquileres y la Ley de Reforma Agraria. Las dos últimas afectaban directamente intereses de propietarios norteamericanos. Estados Unidos recibió con los brazos abiertos a los dignatarios del antiguo régimen, incluso a varios criminales de guerra quienes habían robado las reservas del Tesoro cubano, llevándose 424 millones de dólares. Desde entonces en Miami los gusanos serán un factor fundamental de la contrarrevolución. Por orden de Eisenhower, desde octubre de 1959 comienzan las hostilidades. Aviones procedentes de la Florida bombardean territorio cubano sin ser molestados. El 21 de octubre de 1959, una bomba sobre La Habana lanzada desde un avión por Pedro Luis Díaz Lanz provoca dos muertos y 45 heridos. El responsable del crimen regresa a Miami y Washington se niega a extraditarlo a Cuba. El 4 de marzo de 1960 se produce en La Habana la explosión del vapor francés «La Coubre», que transportaba armas hacia la isla. El sabotaje deja un saldo de 101 muertos y más de doscientos heridos. A partir de este hecho la Revolución acuña la consigna “Patria o muerte”.

En respuesta, el 29 de junio de 1960 el gobierno cubano confisca las refinerías de Texas Oil Company, Shell y Esso. Como contrapartida EE.UU. incumple el contrato firmado sobre la compra de azúcar en 1960 (cabe decir que las exportaciones de azúcar eran uno de los pilares económicos del país y que EE.UU. era el mayor comprador). El contragolpe de la revolución decretará el 6 de agosto la confiscación de gran número de empresas estadounidenses, incluyendo las refinerías de petróleo, 36 centrales azucareras y las compañías de teléfonos y electricidad. El 15 de octubre Cuba dispuso la confiscación de la propiedad urbana, afectando fuertemente intereses yanquis y cuatro días después Washington responderá prohibiendo las exportaciones a la isla, salvo ciertos alimentos, medicinas y suministros médicos. El 16 de diciembre se decretó el bloqueo total a la isla y el 3 de enero de 1961, EE.UU. rompió las relaciones diplomáticas con Cuba. El 7 de febrero el imperialismo ordena un embargo total contra la isla dando origen al bloqueo criminal de 54 años contra Cuba.

La nueva administración de Kennedy seguirá el curso de agresiones hacia la revolución cubana. El 15 de abril, aviones estadounidenses A-26 Invader (con insignias cubanas) bombardean en todo el territorio cubano. Al otro día, en el sepelio por las víctimas del bombardeo, Fidel Castro define como socialista al proceso revolucionario y afirma: “Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos!”. El 17 y 18 de abril se producen los combates en Bahía de los Cochinos entre las tropas cubanas y una fuerza mercenaria de 1.500 combatientes entrenados por la CIA que van a ser derrotadas y mayormente capturadas.

El M26 se vio presionado por dos fuerzas, la de la contrarrevolución alentada por los EE.UU. y la de las masas obreras y campesinas que empujarán para sobrepasar el programa democrático original del M26 y avanzando en la expropiación de la burguesía y los terratenientes. A este proceso Ernesto Che Guevara lo denominó como una «revolución de contragolpe». El bloqueo y las agresiones norteamericanas llevaron a Fidel a recostarse en la URSS y más tarde a subordinarse a ella, lo que llevó con el tiempo a un proceso de estalinización de la revolución y de la política internacional del castrismo. El punto mas álgido de estas relaciones del ajedrez político de la guerra fría que pusieron en jaque al mundo fue la crisis de los misiles en octubre de 1962, cuando Kennedy y Jruschov se enfrentaron por el emplazamiento de misiles nucleares en Cuba apuntando a los EE.UU. Como corolario a lo largo de la revolución Fidel Castro enfrentó 637 intentos de asesinato planificados mayoritariamente por la CIA.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Raúl Castro y Barack Obama, indica un cambio en la política contrarrevolucionaria de los EE.UU. Implica que en lugar de atentados y sabotajes (esta aún por verse si finalizan el bloqueo), buscan liquidar la revolución apostando a introducir el mercado y forjar una oposición interna pro-imperialista fuerte.

No se puede esperar de manos de una burocracia privilegiada la defensa de las conquistas de la revolución de 1959, que quedan una vez más en manos de las masas obreras y campesinas.

EE.UU y Cuba: de la enmienda Platt al restablecimiento de relaciones


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“Es un deber mío evitar, mediante la independencia de Cuba, que los Estados Unidos se extiendan (…) sobre otras tierras de nuestra América. Todo lo que he hecho hasta ahora y todo lo haga de ahora en adelante tiene esa finalidad (…) Conozco al monstruo porque he vivido en sus entrañas.”

Con estas palabras escritas poco antes de morir en 1895, José Marti advertía sobre el peligro que el naciente imperialismo norteamericano entrañaba para las pretensiones independentistas de Cuba y la vida del conjunto de los pueblos de Nuestra América. El poeta y líder de los patriotas cubanos señalaba claramente a EEUU como el enemigo a enfrentar: “Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que se apartan de EEUU. Jamás hubo en América de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los EEUU potentes, repleto de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menor poder (…) De la tiranía de España supo salvarse América española y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia.”

Cuba tuvo que lidiar con la injerencia del imperialismo yanqui desde la lucha por la independencia a finales del siglo XIX. En una provocación montada por EE.UU, 15 de febrero de 1898, una explosión ilumina el puerto de La Habana. El acorazado Maine enviado a las costas cubanas sin autorización de las autoridades españolas en Cuba, es hundido con un saldo de 254 tripulantes y dos oficiales muertos. Siempre se sospecho que la explosión había sido provocada por los propios norteamericanos para una excusa con la cual invadir la isla. La guerra entre España y EE.UU de 1898, dejo como saldo la derrota de los españoles y la conquista de la independencia formal de Cuba en 1902. Para la anecdota queda que uno de los promotores de la guerra en los EE.UU fue el magnate de los medios William Randolph Hearst. El 12 de junio de 1901, la Asamblea Constituyente cubana redactara la Constitución con una clausula, la Enmienda Platt, redactada por el senador norteamericano Edward Platt, como garantía de los intereses norteamericanos en la Isla.

Según la enmienda: “Cuba reconoce el derecho de EEUU a intervenir en sus asuntos internos; siempre que este último país lo estime necesario para la conservación de la independencia cubana, y para el mantenimiento de un gobierno adecuado para la protección de la vida, propiedad y libertad individual (…) Para poner en condiciones a los EEUU de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como de su propia defensa, Cuba arrendará o venderá tierras a los EEUU; destinadas al establecimiento de bases carboneras y navales”. Desde entonces en la Isla existe ese simbolo del neocolonialismo y de las torturas y crimenes de lesa humanidad del estado imperial que es la base militar de Gunatanamo. Bajo esta clausula en 1906, convocados por el presidente cubano Tomas Estrada Palma EE.UU interviene militarmente para impedir una insurrección popular en su contra.

La derogación de la Enmienda Platt fue el grito de guerra que dio origen al movimiento obrero y estudiantil cubano y del naciente Partido Comunista de Cuba fundado por el gran revolucionario Julio Antonio Mella. Hasta la revolución de obreros y campesinos contra el dictador Gerardo Machado de 1933, apodado el “asno con garras” debido a su brutalidad, rigio la Enmienda Platt que fue derogada por el gobierno nacionalista de Ramón Grau San Martín, quien va a ser derrocado por el sargento Fulgencio Batista al servicio de las élites cubanas y los intereses norteamericanos.

El 10 de marzo de 1952 Batista retoma al poder mediante un golpe de Estado, conocido como el madrugazo, para impedir la victoria electoral del partido ortodoxo, donde un joven llamado Fidel castro Ruiz era numero puesto en la lista de diputados, quien despertaba el temor en el imperialismo y las clases acomodadas de Cuba. Si bien la burguesía y el imperialismo no apoyaron abiertamente el golpe, nada hicieron para impedirlo. Posteriormente EE.UU romperá con Batista y reivindicara desde su prensa a los barbudos de la Sierra Maestra que peleaban contra el dictador. La famosa tapa de la revista Time que presenta a los guerrilleros del M26 como héroes de la libertad, dan testimonio de las expectativas norteamericanas con respecto al movimiento opositor a Batista en Cuba. Consumada la revolución en enero de 1959, la política imperialista va a ser, junto a la acción de obreros y campesinos, el principal foco de radicalización de la revolución cubana que va a ir más llá de sus objetivos democráticos originales y terminara expropiando a la burguesía y los terratenientes dando origen al primer y uncio hasta ahora, Estado obrero deformado de América Latina.

Dos van a ser los momentos más tensos de las relaciones cubano- norteamericanas en este periodo: la invasión de Bahia de los Cochinos en abril de 1961 por fuerzas contrarrevolucionarias integradas por los seguidores de Batista y entrenadas por la CIA y la crisis de los misiles en octubre de 1962 que enfrento al gobierno de Johnn Fitezgerald Kenedy, con el gobierno de Fidel Castro y el Kremlin, encabezado por Nikita Jruschov quien había emplazado misiles nucleares apuntando a los EE.UU en territorio cubano.

Desde 1960 el imperialismo norteamericano ejerce un criminal bloqueo económico contra la Isla. A partir de 1962 el embargo fue total y muchas de las debilidades del Estado cubano se explican por esta política criminal que aisló a Cuba del mundo y significo una enorme carga y condiciones precarias para la vida del pueblo obrero y campesino de Cuba. Desde entonces el peligro de invasión norteamericana se esgrimió como una espada de Damocles sobre el cuello de la revolución cubana. En 1992, luego de la caída de la URSS, el bloqueo se convirtió en ley, con el propósito expreso según la Cuban Democracy Act de que las sanciones que Cuba diera pasos hacia “la democratización y mostrara más respeto hacia los derechos humanos”. El objetivo estratégico era provocar la caída del régimen cubano. En 1996 se sanciono la Ley Burton-Helms que prohibía expresamente la posibilidad de hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba por parte de los ciudadanos estadounidenses. Fueron los años del llamado periodo especial, donde la austeridad llevo a Cuba al borde de la asfixia económica. En 1999, el presidente Bill Clinton amplió el embargo comercial prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores a 700 millones de dólares anuales, siendo por ello la primera ley transnacional en el mundo. No obstante en el 2000 el mismo Clinton autorizó la venta de ciertos productos humanitarios a Cuba.

Fue en los tiempos del Periodo Especial, cuando sin la ayuda económica de la URSS y sin recursos energéticos la economía cubana estuvo al borde del colapso y la población vivió tiempos de zozobra y racionamiento extremo de sus recursos, a la par que el gobierno castrista comenzó a introducir reformas que permitieron cierto alivio a la situación, que llevo a un giro mayor a partir de 1997, cuando se comenzaron a implementar reformas aperturistas en la economía que llevaron a que Cuba fuera coto de inversiones de capitales europeos y latinoamericanos. Más tarde, mediante el apoyo económico y energético del gobierno de Hugo Chavez en Venezuela, que Cuba profundizara en el camino de las reformas que hoy, bajo el mando de Raúl Castro, son el dictak de la política restauracionista de la burocracia cubana. Ya en diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba Barack Obama y Raúl Castro, acuerdan mejorar las relaciones entre ambos países y comienza el inicio del levantamiento del bloqueo a Cuba por parte de Estados Unidos.

El cambio de Fidel Castro por su hermano Raúl ha operado como un acelerador de las tendencias restauracionistas producto del descalabro económico general en la Isla y los intereses que se forjaron bajo su mando ya desde los tiempos del Periodo Especial. Por otra parte. es evidente que el cambio de estrategia norteamericana bajo el comando de Barack Obama fortalece al ala del imperialismo yanqui que quiere participar de las oportunidades de negocios que ofrece Cuba y constituye un serio golpe a los sectores más duros del exilio norteamericano en La Florida, los gusanos, que eran el sector más influyente en la política norteamericana sobre los asuntos cubanos. La nueva política yanqui puede dar aire a una oposición interna que bajo banderas democráticas busque acelerar una contrarrevolución que liquide las conquistas que siguen en pie de la revolución de 1959. Alejado el peligro de invasión la contrarrevolución democrática bajo el paraguas del imperialismo es hoy un peligro latente para el futuro de la revolución cubana. El papel del Papa Francisco va en el sentido de reforzar la política de una contrarrevolución democrática. La misma tiene un antecedente en el viaje de 1998 de Juan Pablo II. Evidentemente con Joseph Ratzinger al mando de Iglesia el papel de la diplomacia vaticana no podía tener el mismo éxito.

La exigencia del final incondicional del bloqueo norteamericano sigue estando a la orden del día. Así como también la lucha por la democracia de los consejos de obreros, campesinos y soldados, con plena libertad para los partidos defensores de las conquistas de la revolución, es una política a desplegar para luchar contra una burocracia privilegiada que hoy comanda una política que fortalece la restauración de las relaciones capitalistas y contra cualquier intento de contrarrevolución democrática burguesa impulsada por el imperialismo.

Como decía el Che Guevara, al imperialismo no hay que creerle ni un tantito así, nada (mucho más si a su lado se encuentra la Iglesia católica). La historia de Cuba, y de toda América Latina, da muestras de sobra de que razón no le faltaba.

El asesinato de Fischer y Bufano


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El 13 de diciembre de 1974 fueron secuestrados y posteriormente asesinados Jorge Fischer y Miguel Bufano, delegado general y obrero de la fabrica Miluz, respectivamente y ambos militantes del grupo trotskista Política Obrera (antecesor del Partido Obrero).

Fischer y Bufano se encontraban en la semiclandestinidad debido a que en octubre de 1974 un comando de la Triple A había secuestrado al padre de Jorge Fisher confundiéndolo con el hijo. Convocados por una junta de reconocimiento medico por la patronal los compañeros son secuestrados al salir cuando ya estaban arriba de un colectivo y rodeados de sus compañeros de trabajo. El vehículo de pasajeros fue detenido por varios hombres fuertemente armados que se dieron a conocer como policías y que obligaron a los viajeros a mostrar documentos de identidad. Así, Fischer y Bufano fueron trasladados a un automóvil, que se alejó del lugar.Según denunciaron entonces los vecinos de Villa Martelli la policía había dejado liberada la zona para el libre accionar de un grupo de tareas de las Tres A. Dos días después, aparecieron en un basural de Avellaneda acribillados brutalmente.

Dos meses después, el 15 de febrero de 1975, fue asesinado Héctor Noriega, quien reemplazó a Jorge Fischer como delegado de Miluz. Su cuerpo fue hallado en un terreno baldío de Villa Recondo, partido de La Matanza. El asesinato de Noriega fue la respuesta de las bandas terroristas de ultraderecha y la patronal al accionar de un comando del ERP que por la suya, sin consultar a los trabajadores y a pesar del pedido expreso de PO y la junta interna de que se abstengan, atentó contra el director general de la empresa, doctor Roberto Obeigón, y el jefe de personal, Manuel Martínez, quienes resultaron muertos en la acción.

El asesinato de Fischer, Bufano y Noriega, se inscribe dentro de los crímenes de la Triple A contra la vanguardia militante de la clase obrera y la izquierda, patrocinada por Perón y liderada por su secretario privado y Ministro de Bienestar Social, José López Rega. El objetivo de Perón era disciplinar a balazos a la vanguardia obrera y popular, para imponer el Pacto Social que había firmado junto a la burguesía industrial y los dirigentes de la CGT y poner fin al proceso de insurgencia obrera y juvenil abierto en la Argentina a partir del Cordobazo en mayo de 1969. El ascenso de la clase obrera había quebrado a la dictadura militar de la llamada revolución Argentina y obligado al fin de la proscripción del peronismo, destacando el surgimiento de una corriente clasista en la clase obrera que expresaba una extendida tendencia a la independencia de clase y sectores combativos que se agrupaban a la izquierda del peronismo tradicional y los burócratas sindicales. Luego de la muerte de Perón, bajo el gobierno de Isabel Perón, el accionar de las Tres A se hizo desembozado y buscaba liquidar toda oposición obrera y popular al peronismo derechista en el poder. Es en este periodo donde son asesinados los compañeros de Política Obrera.

El asesinato de Fischer y Bufano luchadores clasistasy militantes trotskistas fue un golpe para todas las corrientes del socialismo revolucionario que centraban su accionar en el movimiento obrero y defendían ideológicamente la independencia política de los trabajadores. El trotskismo, sus distintas organizaciones, fueron uno de los blancos elegidos por las bandas fascistas de la derecha peronista y la burocracia sindical: el “Indio” Fernandez, los compañeros asesinados en la masacre de Pacheco, Cesar Robles y más tarde los compañeros y compañeras asesinadas en la masacre de La Plata, todos ellos del PST, fueron asesinados por su militancia en favor de la lucha de los trabajadores y por la organización independiente de la vanguardia obrera.

El caso Fischer y Bufano permite ver también la trágica concepción política de la izquierda guerrillera, en este caso el PRT-ERP, que intentó llevar adelante una guerra de aparatos, ajena a la organización de los trabajadores y sin importarle la voluntad de los trabajadores y sus dirigentes de base. En junio y julio de 1975 fue la clase obrera la que protagonizando una extraordinaria huelga general obligó a la renuncia del Ministro de Economía Celestino Rodrigo y a que José López Rega debiera irse del país. Habiendo fracasado el peronismo en frenar a la clase obrera los militares preparan el golpe. La política desacertada de la izquierda guerrillera peronista y del ERP no le permitieron forjar una alternativa de dirección para enfrentar lo que vino después, el terrorismo genocida de la dictadura militar inaugurada el 24 de marzo de 1976.

Boudou a juicio: una baja para el gobierno


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Finalmente el vicepresidente Amado Boudou irá a juicio oral en la causa por la falsificación de los papeles de un Honda CRX del Sol, color rojo de 1992. El juez federal Claudio Bonadío elevó a juicio oral y publicó la causa contra el vicepresidente. La Sala II de la Cámara Federal porteña rechazó el planteo de nulidad de la defensa de Boudou y dio lugar al pedido de juicio oral presentado por el fiscal federal Guillermo Marijuán. Bonadío envió la causa al Tribunal Oral Federal número 1, quien será la encargada de llevar adelante un juicio que seguramente va a concitar gran parte de la atención política. También van a juicio la ex pareja de Boudou Agustina Seguín; los gestores Andrés Alberto Soto y Rodolfo Basimiani; y Graciela Taboada de Piñero, titular del Registro de la Propiedad Automotor Número 2 donde tuvo lugar el trámite hecho por el ahora Vicepresidente.

Recordemos que Amado Boudou es acusado de haber falsificado los papeles de un Honda CRX del Sol. Según salta de la causa el vicepresidente habría falsificado la firma de los papeles de transferencia, de la certificación de la escribanía y del registro automotor; de haber subvaluado el costo del vehículo; de haber entregado una dirección inexistente y de haber truchado el motor sin declararlo, entre otros puntos. La ex esposa de Boudou reclamaba el vehículo como parte de los bienes gananciales de la pareja, por lo que el ex DJ marplatense habría fraguado la compra del mismo como del año ’92, antes de la consumación del matrimonio. Extrañamente ese auto se importo al primer dueño en el año que Boudou declaró.

La resolución judicial alineó al kirchnerismo en defensa del defenestrado vicepresidente y despertó la algarabía de la oposición. Desde el FpV se apresuraron a respaldar a Boudou situándolo como víctima de una conspiración política. Diana Conti aseguro que confiaba en el funcionario procesado y declaró: «El juicio oral permitirá esclarecer terminar determinadas conductas que se le imputan». Gabriel Marioto, vicegobernador bonaerense, defendió a Boudou sosteniendo que «desde el poder quieren un aleccionamiento para que nadie vaya contra sus intereses». Luis D’Elia fue más lejos aún y aseguro en un tweet que la causa contra el ex militante de la UCeDé estaba orquestada desde el establishment: “El gran pecado de Boudou fue haber expropiado a los banqueros chorros los fondos que pertenecen a los trabajadores argentinos» para rematar diciendo que: «El oligopolio Clarín destroza,aniquila al que osa enfrentar sus asquerosos y podridos intereses. Boudou le sacó el negocio de las AFJP”.

Desde la oposición, salieron a pedir la renuncia de Boudou o al menos la separación de su cargo hasta que se establezca la sentencia. Luis Juez del Frente Cívico de Córdoba (hoy aliado político del PRO) se pregunto: «¿Qué más debe pasar en una República seria para que un vicepresidente se tome licencia y entregue todo su tiempo a resolver los problemas judiciales?»: El senador, conocido más por sus chistes que por sus volteretas políticas, señaló: «¿Puede alguien sentirse orgulloso de un vicepresidente, que en una cuestión privada, falsea su domicilio y dominio de un vehículo para defraudar a la que hasta ese momento era su mujer?». En un tweet Pino Solanas se escandalizó: “Es una vergüenza que los argentinos tengamos un vice-presidente con más de diez causas en la Justicia Federal”.

Mientras que Gerardo Morales de la UCR exigió la suspensión del vice como Presidente de la Cámara alta: «Con esta elevación a juicio, el Frente para la Victoria tiene que acceder a su suspensión y dejar de garantizar la impunidad. Tiene que dejar de proteger al vicepresidente porque ya hay sobradas pruebas de hechos de corrupción». Elisa Carrió pidió que Boudou «vaya preso y devuelva el dinero», al tiempo que celebraba: «Va llegando el tiempo de una justicia tardía, oportunista». Sin embargo, sembró la duda sobre, si en realidad, no se estaba salvando al funcionario de causas mayores: «La Cámara Federal lo está salvando de los delitos más graves, hay que estar pendientes de lo que haga. La Sala I puede fallar dándole sólo negociaciones incompatibles, en un arreglo con el Gobierno», advirtió la chaqueña.

El juicio oral y público no se efectivizará de manera inmediata, ya que el tribunal designado es el mismo que hoy lleva adelante las causas sobre el “Plan Cóndor”. Durante ese tiempo la defensa de Boudou y el oficialismo deberán desplegar una estrategia judicial que pueda salvar las ropas del funcionario. Lo cierto es que por primera vez en la historia argentina, un vicepresidente en funciones es sometido a un juicio público en los tribunales federales, acusado de fraude. Sin embargo, tiene razón Carrió al subrayar que la causa Ciccone, más grave que el fraude que se le imputa, queda hoy en un segundísimo plano.

El curso de la causa Boudou es un nuevo capitulo del enfrentamiento del oficialismo con un sector de la casta judicial (¿podemos ya hablar de guerra?) quien esmerila el fin de ciclo kirchnerista con la amenaza de un largo calvario en los pasillos de Comodoro Py. La convocatoria a juicio oral es una victoria política del juez Bonadío, un ex Guardia de Hierro amigo de Bergoglio, a quien el kirchnerismo acusa de enriquecimiento ilícito y busca destituirlo hace tiempo sin lograrlo en el Consejo de la Magistratura.

La causa Boudou es un nuevo jalón en la historia de la corrupción institucional inherente al régimen político y social del capitalismo, la corrupción es una forma de relación y obtención de favores del empresariado para con el poder político y sus representantes. Para tomar del ’83 en adelante: los pollos de Mazzorin durante el alfonsinismo, los escándalos de corrupción del menemato con la voladura de Río Tercero para borrar pruebas incluida; «la Banelco» de De la Rúa y Flamarique para aprobar la flexibilización laboral; las ligazones de los narcos con el gobierno socialista de Santa Fé; los negociados en la construcción del macrismo; entre otros, son botones de muestra de la pudrición de una casta política privilegiada al servicio del capital.

River vuelve a dar cátedra de fútbol


¿Que puedo decir? Hace no tanto tiempo venia siendo difícil ser hincha de River, más para uno que no es fanático ni seguidor cotidiano del fútbol, digamos usando el lenguaje de la militancia: un simpatizante activo. Con el hundimiento de River, el discurso del fútbol hosco y sin lujo que tiene en Boca a su nave insignia, se imponía inexorable, parecía a lo Francis Fukuyama, la victoria cultural del bilardismo, el fin de la historia que condenaba al olvido al fútbol champagne.

Pero River volvió a Primera con el corazón. Más tarde, con Ramón (ay Ramón, sabes te banco como tecnico, pero me cae tan mal que seas tan bocón y menemista) recupero su lugar en la A coronando su campaña con un campeonato y la victoria sobre Boca en la Bombonera. River mostró hoy la grandeza de su estirpe futbolística. Con un técnico como Marcelo Gallardo que debo reconocer no me inspiraba confianza pero me convenció de su estilo y su escuela de un fútbol jugado allá arriba sobre el arco rival, sin especulación y sabiendo dar vueltas todos los resultados. River salio Campeón de la Sudamericana, eliminando en una batalla de titanes a Boca en una semifinal lo que tiene un gusto especial para los paladares riverplatenses. Y lo ha hecho con una campaña extraordinaria en el torneo local, y jugando en las dos copas un juego bonito y ofensivo, contundente en ataque y aguerrido en defensa. Este equipo ha destacado por saber combinar un aceitado juego colectivo, marcando en todas las zonas, atacando en todo el frente, desbordando, brindando un juego siempre entretenido. Además de destacar a jugadores exquisitos como Teo Gutierrez (un crack indiscutible) Pisculichi, un jugador con un elegante guante en su zurda, o el enorme Barovero un arquero que tranquilamente debería estar disputando el arco en la Selección. Pero además leones como Ponzio, Sanchez, Maidana, Pezzela, Vangioni. Y desde ya un ídolo indiscutido y con mística gallina, como Cavenaghi.

Más allá de los dirigentes, la nefasta barra brava, de la homofobia y la xenofobia en los cantos de las hinchadas, más allá de los malos ratos, River vuelve a dar cátedra de fútbol.  0011948960

Massa, Scioli, Macri: los candidatos de La Nación


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Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri fueron entrevistados por La Nación como los aspirantes más claros a ocupar el Sillón de Rivadavia luego de los comicios de 2015. En las entrevistas hay un núcleo común que los une. Todos plantean una mayor articulación del Estado y el capital privado (la forma no neoliberal de predicar la injerencia de los grupos económicos en las decisiones políticas, teniendo en cuenta que el noventismo ha perdido popularidad en la población argentina). Massa, Scioli y Macri comparten además un rasgo político-cultural común, son hijos del menemismo. Son los protagonistas de una derechización de la política patronal que se presenta como el poskirchnerismo.

Scioli fue catapultado a la arena política por Menem y prohijado por Eduardo Duhalde quien lo colocó como garantía en la fórmula que encabezaba Néstor Kirchner en 2003 (preguntado sobre cómo iba a elegir el vice, el gobernador bonaerense respondió: “lo que busco es una complementación, como he sido yo con Néstor”, una suerte de confirmación de que el kirchnerismo le nombrará el vice como garantía repitiendo la fórmula duhaldista). El salto a la gobernación bonaerense de Scioli lo ubicó como el gran sucesor del kirchnerismo, ubicándose como la esperanza blanca de una salida no traumática que deje el poder en manos del aparato más duro del PJ.

Sergio Massa, por su lado, arribó al peronismo cuando la derecha liberal nucleada en la UCeDé se pasó con armas y bagajes al menemismo, en una suerte de colonización de su supuesta némesis histórica. De allí recaló en distintos puestos de gestión hasta que de la jefatura de la ANSSES pasó a la Jefatura de Gabinete y luego de ser echado del puesto construyó su poder desde la intendencia del Tigre, donde junto a su suegro, el ex funcionario menemista Fernando “Pato” Galmarini, diseñaron el Frente Renovador, ganándole a CFK las elecciones de la provincia del Buenos Aires en 2013. El Frente Renovador cobija en su seno a los caídos del kirchnerismo, la burocracia sindical y una parte de la derecha peronista que busca recuperar el control del aparato pejotista.

Mauricio Macri vio en los ’90 crecer su figura, junto a los negocios familiares. Su conquista de la Presidencia de Boca Juniors le sirvió de plataforma para ganar la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2007. Asesorado por especialistas en marketing político como Jaime Durán Barba, el discurso del PRO es una combinación de gestión vistosa, cholulismo y violencia contra los pobres como lo demostraron las criminales represiones del Parque Indoamericano y la Villa Papa Francisco. El armado de PRO es una sumatoria de menemistas, radicales sushi y gerenciadores privados que plantean como discurso la primacía de la “gestión” por sobre la “política”.

Dando definiciones esta nueva derecha es cuidadosa pero se le escapa la hilacha. Son candidatos de un ajuste y del pago de la deuda externa. Así para Macri el acuerdo con los fondos buitres es una condición de un extraño desarrollismo neoliberal. En diálogo con el periodista de La Nación, Macri se despacha: “Endeudarse para crecer e invertir es muy saludable, las inversiones se repagan con el trabajo de los argentinos. -¿Una especie de New Deal? -Desarrollista, prefiero la versión localista. Una versión del New Deal en la Argentina”.

Massa piensa similar: “La Argentina debe volver a ser parte de los mercados porque necesita inversión (…) La falta de inversión genera inelasticidad en la oferta de bienes (y eso influye en la inflación) y la imposibilidad de aumentar puestos de trabajo”. Para ello plantea como uno de sus objetivos el ajuste en el gasto público “El Estado debe ordenar su gasto. No es posible que el entretiempo del Fútbol para Todos sea un festival de publicidad o que la calle sea un festival de publicidad”.

Scioli, más cuidadoso ya que tiene que hacer cargo de la herencia de la “década ganada”, reivindica el desendeudamiento como un valor universal a defender apostando a que un acuerdo con los houldouts a principios de 2015 despeje el camino para las inversiones extranjeras: “En el tema de inversiones, hay un interés creciente sobre la Argentina, la coyuntura se va despejando cada vez más, los activos se van a revalorizar”. Es evidente que si para los tres candidatos la clave es el pago de la deuda, un nuevo ciclo de endeudamiento y la atracción de inversiones extranjeras por el petróleo, habrá como contrapartida un ajuste de las cuentas y un interés por el ordenamiento jurídico y político para atraer a los capitales. Mientras Macri, heredero del grupo SOCMA que se hizo fuerte en la dictadura genocida, promete poner fin a “a los curros en los derechos humanos” y Massa ser el presidente de la seguridad, Scioli se conforma con presentarse como un continuador pragmático del “modelo”: “En lugar de hacerte referencia a «centro y moderado», para que no dé lugar a esa interpretación, yo prefiero hablar de las características que nosotros tenemos en términos prácticos para gobernar” contesta al reportero del diario de los Mitre, mientras promete que permitirá el accionar de las FF.AA. en la lucha contra el narcotráfico (algo expresamente prohibido en la ley argentina).

Los tres presidenciables traen así malas nuevas para la clase trabajadora y el pueblo pobre.

De los tres precandidatos, la fortaleza de Scioli es contar con una estructura política nacional con el FpV y el PJ de las provincias, la debilidad de Massa y Macri es la ausencia de una estructura semejante que proyecte su fuerza política más allá de sus liderazgos locales. La debilidad del ex-motonauta es la falta de apoyo claro del kirchnerismo quien no le quiere hacer fácil la proclamación y busca esmerilarlo para imponerle la mayor cantidad de condiciones posibles. Por su parte, tanto el Frente Renovador como el PRO han salido a la caza de aliados radicales, aunque sea Macri quien más ha cosechado con el acercamiento del huracán Elisa Carrió. El massismo, por su parte, se debate en la posibilidad de dirimir la interna de la provincia de Buenos Aires en una disputa entre sus pre-candidatos, Abel Posse, Felipe Solá y Darío Giustozzi, a quienes se ha sumado el “Colorado” Francisco De Narváez quien de esta forma rompe filas con el sciolismo.

Las entrevistas de La Nación muestran la simpatía del establishment por un cambio de gobierno y la realidad de un fin de ciclo del kirchnerismo que ni siquiera una hipotética victoria electoral de Daniel Scioli podría revertir.

Resta preguntar a los kirchneristas que pregonan que el sciolismo es el mal menor, qué tan mal han hecho las cosas para que así sea. En fin, el retorno de los políticos menemistas es el broche de oro de la “década ganada”. Solo queda decir: Kirchner lo hizo.

El MST confirma que lo suyo es la centroizquierda (LID)


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Según informa la agencia Télam, el legislador porteño del MST, Alejandro Bodart, adelantó que el congreso de ese partido dará por finalizado el intento de buscar una alianza con el Frente de Izquierda. En cambio, aseguró que el MST buscará avanzar en un acuerdo con la “izquierda independiente” de Patria Grande y la Unidad Popular de Víctor De Gennaro y Claudio Lozano.

El MST, que ya había lanzado la formula Alejandro Bodart-Vilma Ripoll, venía planteando la realización de una interna en las PASO donde la izquierda partidaria reunida en el Frente de Izquierda (FIT), compitiera con la centroizquierda residual del Patria Grande y la Unidad Popular (UP). Desde el FIT se rechazó el acercamiento del MST, por considerarlo meramente oportunista y reñido con el sentido original del Frente como impulsor de la independencia política de los trabajadores.

El MST viene de un derrotero que lo acerca más a la centroizquierda que al Frente de los partidos trotskistas. Luego de militar activamente por las patronales sojeras de la Mesa de Enlace en 2008, Bodart fue electo legislador en las listas de Proyecto Sur, encabezadas por Pino Solanas, en las elecciones de 2011. Ya en aquel tiempo el MST rechazaba a la izquierda clasista que integró el FIT, acusándola de sectaria y de no dar cabida a los sectores progresistas caídos de los partidos tradicionales. Con este argumento, por ejemplo, el MST integró el Frente Cívico de Luis Juez en Córdoba, que ahora es uno de los principales impulsores de una alianza opositora UNEN-PRO. En las elecciones de 2013, con la defección de Solanas y los socialistas auténticos que disolvieron su espacio para integrarse al UNEN, el MST quedó fuera de competencia en las PASO, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Provincia, donde integró el frente PODEMOS, junto a Víctor De Gennaro y el PCR.

Los aliados que busca el MST vienen de recibir malas noticias. El degennarismo tiene que presenciar cómo uno de sus dirigentes históricos, el ruralista Eduardo Buzzi, se sumó como candidato a gobernador de Santa Fe del Frente Renovador de Sergio Massa. Patria Grande, por su lado, viene golpeado por las derrotas en las facultades de la UBA frente a coaliciones de izquierda, la ruptura de una parte del Frente Popular Darío Santillán (Corriente Nacional) que se fue acusándolos de rescatar a la vieja politiquería centroizquierdista, y de los desplantes de Pablo Ferreyra, quien prefiere no sacar aún los pies del plato del kirchnerismo.

El MST intenta disimular su soledad política con la supuesta buena noticia de la incorporación de la secretaria general del Seppa (Sindicato de Empleados Penitenciarios, Policiales y Afines de Córdoba), Adriana Rearte, quien anuncio su incorporación declarando que “me gustó que al fin un partido de izquierda pelee por la sindicalización de la policía. Tienen firmes convicciones e ideas”. Difícil pensar una alianza de izquierda con organizaciones que defienden la sindicalización policial e incorpora en sus filas a los guardianes que el gobierno y las patronales utilizan para reprimir a los trabajadores y la juventud.

La integración del MST a un frente por la independencia política de los trabajadores es una incoherencia, es prácticamente imposible conciliar con quienes pretenden hacer un frente que una a los despedidos de Lear y los gendarmes caranchos. A los que luchan y sus verdugos.

Carrió y Buzzi: peones de una nueva derecha


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Habiendo pasado el impacto de la ruptura de Elisa Carrió con el FAUNEN y su acercamiento al PRO, el panorama político de la oposición patronal aparece más sosegado aunque no por ello menos fragmentado.

Como novedad Eduardo Buzzi confirmó ayer que será precandidato a gobernador de Santa Fe por el Frente Renovador que encabeza Sergio Massa.

El dirigente de la Federación Agraria Argentina explicó su decisión en un comunicado: «Habiendo cumplido con responsabilidad el objetivo de no embanderar a la entidad con ningún tipo de afiliación política, y siendo hoy un ciudadano más, he decidido emprender este nuevo camino, aspirando a llegar a la gobernación de Santa Fe». Buzzi dijo además que «hay un desafío que asumir, en otra trinchera», refiriéndose al abandono de su puesto de presidente de los chacareros de la FAA para saltar al campo de la política partidaria. Una mala noticia para sus antiguos aliados de la CTA y la “izquierda independiente” que postula la candidatura presidencial de Victor De Gennaro. Buzzi fue militante en sus años mozos de la FJC y un aliado histórico del “Tano” De Gennaro. Desde el degennarismo y la CTA Micheli siempre se defendió a Buzzi como un dirigente progresista y de centroizquierda y se le brindaron todos los palcos para que se dirigiera a los trabajadores, aún cuando fue uno de los lideres de la Mesa de Enlace de las patronales sojeras, encabezadas por la Sociedad Rural, durante el conflicto del 2008 por las retenciones agropecuarias.

La candidatura de Buzzi por el Frente Renovador, le puede aportar al armado provincial de Massa una figura con amplio conocimiento en el interior de Santa Fé que aún resta por ver si se transforman en votos. Por las dudas Buzzi quiere aportar un discurso “progre” al peronismo de Massa, presentándolo como el freno a la amenaza del “neoliberalismo” del macrista que representa Miguel Del Sel, a quien definió como “una versión simpática, es una expresión acabada de esa definición política, que nos llevaría otra vez al liberalismo económico, y nos retrotraería a los ’90 y al menemismo».

Mientras tanto, el mismo espacio del tigrense se encuentra lidiando con una cuestión menos grata como son las fuertes denuncias de Carrió asegurando que Massa es un hombre del narco. La diputada chaqueña fue citada por el juez federal Luis Rodríguez el próximo 22 de diciembre a una audiencia de conciliación debido a sus dichos con respecto a Massa.

«Voy a ratificar todo lo que dije» declaró Carrió enterada de la citación y agregó. «La denuncia de Massa es idéntica a las que me hicieron Julio De Vido, Carlos Menem y Aníbal Fernández».

Los abogados de Massa habían denunciado a la diputada por haber “mancillado” su buen nombre, y pidieron además una pericia psiquiátrica.
Fuera de los tribunales el precandidato a gobernador bonaerense del Frente Renovador, Felipe Solá, ironizó contra Carrió al culminar una entrevista con Radio Del Plata: «Me voy a mi bloque, donde estamos todos con el Narco» y a renglón seguido señaló que la dirigente que dio el portazo en el FAUNEN buscaba ser “la jefa de campaña del Pro» porque «se quedó sin laburo en UNEN».

Más allá de la chicana y del personaje nefasto que la lanzó, hay una cierta cuota de verdad en ver que Carrió se muestra como una avanzada del PRO que busca colonizar el aparato de la UCR y hegemonizar la oposición.

Extrañas coincidencias, para Buzzi, Massa es el mal menor frente al neoliberalismo, mientras que para Carrió, el PRO es el mal menor frente al poder narco. Estas figuras caídas del progresismo opositor revelan su naturaleza conservadora. Lo nuevo es que Tanto Buzzi, como Carrió, se han puesto sobre los hombros la tarea de organizar la nueva derecha argentina.